24 de agosto | Devocional: Nuestra Elevada Vocación | El secreto del contentamiento

Empero grande granjería es la piedad con contentamiento. 1 Timoteo 6:6.

La religión pura proporciona paz, felicidad, contento; la piedad es provechosa para esta vida y la vida venidera.—Carta 1b, 1873.
Esa inquietud y descontento que termina en enojo y queja es pecaminosa; pero el descontento con uno mismo que induce a un esfuerzo más ferviente para lograr un aprovechamiento de la mente, para alcanzar un campo más amplio de utilidad es digno de alabanza. Este descontento no termina en disgusto, sino en la reunión de fuerza para alcanzar un campo más extenso y elevado de utilidad. Estad siempre equilibrados únicamente por un principio religioso firme y una conciencia sensible, teniendo siempre el temor de Dios ante vosotros, y ciertamente prosperaréis en vuestra preparación para una vida de utilidad. —Carta 16, 1872.
Deberíamos vivir para el mundo venidero. Es tan desagradable vivir una vida al azar y sin un blanco definido. Queremos tener un objeto en la vida— vivir para un propósito. Dios nos ayude a todos a ser abnegados, menos preocupados de nosotros mismos, más olvidadizos del yo y de los intereses egoístas; y para hacer el bien, no por el honor que esperamos recibir aquí, sino porque ése es el objeto de nuestra vida y dará una respuesta al fin de nuestra existencia. Que nuestra oración diaria se eleve hacia Dios para que nos prive de nuestro egoísmo. …
He visto que todos aquellos que viven con un propósito, buscando beneficiar y bendecir a sus congéneres, y honrar y glorificar a su Redentor, son las personas que verdaderamente viven felices en la tierra, mientras que el hombre que es inquieto, que está descontento, y que busca esto y prueba aquello, esperando encontrar felicidad, siempre se está quejando de desengaño. Siempre está en necesidad, nunca está satisfecho, porque vive únicamente para él mismo. Que vuestro blanco sea hacer el bien, realizar vuestra parte fielmente en la vida.—Carta 17, 1872.
Estad ansiosos y deseosos de crecer en la gracia, buscando una comprensión más clara e inteligente de la voluntad de Dios respecto de vosotros, esforzándoos fervientemente para alcanzar la meta del premio que está delante de vosotros. Únicamente la perfección cristiana obtendrá el ropaje inmaculado del carácter que os capacitará para permanecer ante el trono de Dios entre la hueste lavada por la sangre, llevando la palma de la victoria duradera y el triunfo eterno.—Carta 16, 1872.

DEVOCIONAL: NUESTRA ELEVADA VOCACIÓN
Elena G. de White

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Devocional

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