16 febrero 2025 | Devoción Matutina para Damas 2025 | Educando herederos de la corona – 1ra. Parte
«Si son de Cristo, entonces son descendientes de Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo» (Gálatas 3: 29).
El papel que las reinas desempeñaban entre los siglos VI y XIII no es del todo claro para los historiadores. Si hablamos de las reinas visigodas, tenían ciertas responsabilidades en la familia real, como la distribución de comida o ropa, la caridad, la educación de los hijos o la recepción de visitas. Si comparamos este desempeño con lo que Jesús nos pide que hagamos hoy, notaremos que el paralelismo es significativo. En lo que sí están de acuerdo los historiadores es en que la función prioritaria de las reinas era la de ser madres de los hijos del rey. En sus manos tenían ellas el futuro de una nación, y sobre sus hombros recaía toda la responsabilidad de educarlos a fin de que fueran aptos para gobernar una vez en el trono.
Las madres, como reinas de su hogar, siguen teniendo en sus manos esa bendecida responsabilidad de educar a sus hijos para un reino que no es terrenal, sino celestial; y que no es pasajero, sino eterno. Por lo tanto, las cualidades que una madre debe poseer deben incluir un carácter noble y genuino, pacífico y bondadoso, para que sus hijos aprendan, por el ejemplo de ella, los rasgos más sublimes que debe tener un heredero de la patria celestial. Elena G. de White afirma: «Por el bien de sus hijos […] las madres deberían cultivar su intelecto, porque su obra implica una mayor responsabilidad que la del rey en su trono» (Conducción del niño, cap. 9, p. 71). «Dios quiere que las madres procuren constantemente mejorar tanto su mente como su corazón. Deberían sentir que tienen que realizar una obra para él en la educación y formación de sus hijos» (ibid, p. 72).
Cierto día, mi amiga me preguntó qué estaba haciendo. Después de contarle las múltiples actividades que había realizado, me dijo: «Eres muy productiva, te envidio». En esos días ella tenía a su bebé de seis meses, por lo que le respondí:
«Tienes el trabajo más demandante en tus manos, y tiene beneficios eternos. La vida eterna de tu bebé depende de lo que le enseñes ahora».
Si trabajas fuera de casa, tendrás que hacer un mayor esfuerzo para educar a tus herederos. Si no trabajas fuera de casa, no te sientas mal: emplea el tiempo para dar lo mejor de ti a esos hijos que un día Dios pedirá de vuelta.
Posdata: Feliz de educar herederos.
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