13 de enero 2025 | Devoción Matutina para Damas 2025 | No te quedes sin frenos
«Hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino que lleva a la muerte» (Proverbios 14:12, RV95).
Imagina que vas en tu automóvil bajando por una carretera con curvas. Todo va bien hasta que pisas el pedal del freno y descubres que no funciona. ¿Qué sientes? Quizás miedo, desesperación, incertidumbre, o tal vez tienes la esperanza de que los frenos vuelvan a funcionar. En la vida real, los automóviles que se quedan sin frenos terminan en tragedias verdaderamente lamentables, ya que no solo sufre quien va manejando, sino que en la mayoría de los casos hay daños a terceros.
Hay una historia bíblica muy contada, que se parece a esta ilustración: causó gran dolor y muerte porque sus protagonistas se quedaron sin frenos y se lanzaron cuesta abajo por un camino tortuoso. Me refiero a la experiencia de Betsabé y el rey David. Siendo ella una mujer casada, no estaba obligada a acudir a la cita del rey; no obstante, su curiosidad fue más grande y pensó que no había nada de malo en emprender ese viaje. El resultado fue un esposo engañado y asesinado; un rey vestido de saco y silicio; una madre reina que llora a su hijo muerto. Parecía que todo saldría bien y que nadie se daría cuenta. Quizá pensaron que el final podía ser favorable y que no habría daños colaterales, pero vivieron en carne propia la realidad de que, quien juega con el pecado, siempre resulta perdedor.
Pensar que podemos coquetear con el enemigo y retirarnos en el momento que lo decidamos es una utopía. Desde el momento en que dejamos de oír la voz de Dios para charlar con el enemigo, nuestra naturaleza pecaminosa se va alimentando de tal modo que es fortalecida y preparada para la caída. Es entonces cuando el ser humano se queda sin frenos, es decir, sin la voz suplicante del Espíritu Santo. Es ahí cuando, a merced del enemigo de Dios, vamos directamente a la desgracia en nuestra vida.
Los resultados palpables en el mundo son hijos sin padres, bebés abortados, hogares deshechos, jóvenes destruidos por las drogas y el alcohol, y todo porque el ser humano se queda sin frenos. La buena noticia es que hoy puedes llamar al mecánico de tu vida, que es Dios; él enviará al experto, que es el Espíritu Santo, a auxiliarte. Jesús ya pagó la reparación; solo tienes que clamar al Cielo por ayuda.
Es probable que en algún aspecto de tu vida hayas tomado el camino equivocado y no sabes cómo regresar. Dale a Jesús tu voluntad y serás restaurada.
Posdata: Feliz por el Espíritu Santo.
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