1 de abril | Devocional: Maranata: El Señor viene | La mayor obra del mundo

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Marcos 16:15.

“Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura”, es la orden de Cristo… No quiere decir esto que todos sean llamados a ser pastores o misioneros en el sentido común de la palabra; pero todos pueden ser colaboradores con él para dar las “buenas nuevas” a sus semejantes. Se da la orden a todos, grandes o chicos, instruidos o ignorantes, viejos o jóvenes.—La Educación, 257.
Sobre todo aquel que conoce la verdad para este tiempo descansa la responsabilidad de darla a conocer a otros. Los siervos de Cristo son en gran medida responsables del bienestar y la salvación del mundo. Han de ser colaboradores de Dios en la obra de ganar almas para Cristo.—The Review and Herald, 10 de marzo de 1904.
El tema que atrae el corazón del pecador es Cristo y Cristo crucificado. Sobre la cruz del Calvario Jesús se revela al mundo en un amor sin paralelo. Presentadlo a las multitudes hambrientas, y la luz de su amor ganará a los hombres y los llevará de las tinieblas a la luz, de la transgresión a la obediencia y la verdadera santidad. La contemplación de Cristo en la cruz del Calvario despierta la conciencia para que perciba el carácter odioso del pecado como no puede hacerlo ninguna otra cosa.—The Review and Herald, 11 de noviembre de 1892.
Cristo colgando de la cruz era el evangelio. Ahora tenemos un mensaje: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Los miembros de nuestra iglesia, ¿no querrán conservar los ojos fijos en un Salvador crucificado y resucitado en quien se centran sus esperanzas de vida eterna? Este es nuestro mensaje, nuestro tema, nuestra doctrina, nuestra advertencia al impenitente, nuestro estímulo para el sufriente, la esperanza para cada creyente. Si podemos despertar el interés de los hombres para que fijen los ojos en Cristo, podemos ponernos a un lado y pedirles únicamente que continúen fijando los ojos en el Cordero de Dios…
Aquel cuyos ojos estén fijos en Jesús, dejará todo. Morirá al egoísmo. Creerá en toda la Palabra de Dios, que es tan gloriosa y admirablemente ensalzada en Cristo.—Comentario Bíblico Adventista 6:1113.
Es privilegio de todo cristiano no solo esperar sino apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo. Si todos los que profesan su nombre llevasen frutos para su gloria, ¡cuán prestamente quedaría sembrada en el mundo la semilla del evangelio! La última mies maduraría rápidamente, y Cristo vendría para recoger el precioso grano.—Joyas de los Testimonios 3:212, 213.

DEVOCIONAL MARANATA: EL SEÑOR VIENE
Elena G. de White

(1938)

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