8 de enero | Devocional: Mi vida Hoy | Sin dudar
Oh, hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? (Mat. 14:1)
La vida no está compuesta toda de gratos pastaderos y frescos arroyuelos. Nos asedian las pruebas y los desalientos; llegan las privaciones; nos vemos sometidos a duras pruebas. Atormentada nuestra conciencia, suponemos que nos apartamos mucho de Dios, y que si hubiéramos andado con él no habríamos sufrido de esa manera. Nos abruma la duda y el desaliento y decimos: El Señor nos ha defraudado, hemos sido maltratados. ¿Por qué permite que suframos en esta forma? No puede amarnos; si así fuera apartaría las dificultades de nuestro camino…
No siempre nos transporta a lugares placenteros. Si así lo hiciera, dada nuestra suficiencia nos olvidaríamos de que él es nuestro ayudador. El anhela manifestarse ante nosotros, y revelar las abundantes provisiones que están a nuestra disposición; y permite que las pruebas y los chascos nos agobien para que podamos comprender cuán poca cosa somos, y aprendamos a acudir a él en busca de socorro. El puede conseguir que fluyan arroyos refrescantes de la dura roca.
Hasta que estemos cara a cara frente a Dios, y veamos y conozcamos como somos vistos y conocidos, no sabremos cuántas cargas él llevó por nosotros, cuántas más habría estado dispuesto a soportar si se las hubiéramos llevado con la fe de un niño…
El amor de Dios se revela en todo su trato con su pueblo; y en medio de la adversidad, los desengaños, la enfermedad y las pruebas, con visión nítida y despejada debemos contemplar la luz de su gloria en el rostro de Cristo, y confiar en su mano guiadora. Pero con demasiada frecuencia contristamos su corazón con nuestra incredulidad…
Dios ama a sus hijos, y anhela verlos vencer el desaliento, arma que Satanás usa para adueñarse de ellos. No demos lugar a la incredulidad. No magnifiquemos nuestras dificultades. Recordemos el temor y el poder que Dios reveló en lo pasado. (ST, 12-12-1906)
DEVOCIONAL MI VIDA HOY
Reflexiones para cada día
Elena G. de White
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