4 de julio 2025 | Devoción Matutina para Damas 2025 | «Conservadoras»

«Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la gente la pisotea» (Mateo 5: 13).

Mientras predicaba, Jesús podía ver a la distancia líneas blancas de sal inservible. Debido al método de recolección que se usaba en la época, era común que la sal perdiera sus propiedades. Siendo que en la antigüedad la sal cumplía una función de conservación/preservación de los alimentos, Jesús aprovechó la oportunidad para comparar con la sal la misión que nos encomendaría. Él quería que sus seguidores fuéramos «conservadores»/«preservadores», así como la sal conserva/preserva los alimentos. ¿En qué sentido?
Elena G. de White nos responde: El cristiano, al convertirse en instrumento para la salvación de otros por medio de la difusión del evangelio, ejerce una influencia preservadora y purificadora en el mundo» (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 320).
Para que la sal logre su efecto de conservación, se debe poner sobre la carne; de otra manera, no funciona. Si se deja dentro del envase especial para la sal, jamás podrá cumplir su objetivo. Es decir, como hijas de Dios, no deberíamos alejarnos de aquellos que no son de nuestra fe, porque nuestro testimonio a ellos es lo que conserva la Palabra de Dios y el mensaje de salvación.
No es estando sentadas en las bancas de la iglesia como vamos a dar sabor al mundo, sino yendo a relacionarnos con quienes viven en el mundo.
¿Qué sucede si la sal pierde su sabor? «Cuando de la vida de un profeso cristiano desaparecen el amor, el poder y la justicia de Cristo, no hay otra fuente de la cual pueda obtener lo que le falta. Un cristiano nominal no puede compartir con otros lo que él mismo no posee. Un cristiano cuya vida ha perdido la gracia y el poder de Cristo, como cristiano no sirve más para nada. Aún más, se convierte en un verdadero perjuicio para la causa del reino porque vive una vida que tergiversa principios del reino» (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 321). Esto significa que la sal no puede ser llamada sal si no está cumpliendo la función que le corresponde, lo mismo que a los cristianos no se nos puede llamar así si no estamos cumpliendo con la misión que Cristo nos encomendó.
La buena noticia es que el Señor que nos ha llamado a su servicio va a proveer lo necesario para que nuestras propiedades como sal no se pierdan, y de esa manera cumplamos fielmente la misión de ser «conservadoras»/«preservadoras» del amor de Dios y del plan de salvación.

Posdata: Feliz por conservar el mensaje.

========================
DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2025



(2436)

DEJA UN COMENTARIO

Comentarios

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*