26 de febrero | Devocional: Hijos e Hijas de Dios | El respeto a la propiedad y la integridad ajenas

«No hurtarás».Éxodo 20: 15

ESTA PROHIBICIÓN INCLUYE tanto los pecados públicos como los privados. El octavo mandamiento condena el secuestro y el tráfico de personas, y prohíbe las guerras de conquista. Condena el hurto y el robo. Exige estricta integridad en los más mínimos pormenores de los asuntos de la vida. Prohíbe la excesiva ganancia en el comercio, y requiere el pago de las deudas y de salarios justos. Implica que todo intento de sacar provecho de la ignorancia, la debilidad, o de la desgracia de los demás, se anota como un fraude en los registros celestiales.— Patriarcas y profetas, cap. 27, p. 281.
El octavo mandamiento tiene que ser la barrera protectora de cada individuo, e impedir a todo ser humano que se inmiscuya en los derechos de sus semejantes para perjudicarlos, movido por el egoísmo y el deseo de beneficiarse a sí mismo. Prohíbe toda clase de deshonestidad, injusticia o fraude; no importa cuánto prevalezca, no importa cuán disminuida esté su gravedad por pretensiones aparentemente plausibles.— Carta 15, 1895.
«No hurtarás» fueron palabras escritas por el dedo de Dios sobre las tablas de piedra, ¡y no obstante cuántos subrepticios robos de afectos se llevan a cabo y se excusan! Se emprende un noviazgo engañoso, se mantienen relaciones ocultas, hasta que los afectos de la ingenua jovencita, que no sabe hasta qué punto pueden llegar todo eso, son en cierta medida arrebatados a sus padres para ser puestos sobre aquel que por su forma de actuar se está demostrando indigno del amor de ella. La Biblia condena todo tipo de deshonestidad, y demanda rectitud en toda circunstancia.— Fundamentáis of Christian Education, p. 102.
Jugar con los sentimientos ajenos es un crimen no pequeño a la vista de un Dios santo.— El hogar cristiano, cap. 8, p. 53 (1894).

DEVOCIONAL HIJOS E HIJAS DE DIOS
Elena G. de White

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