21 de enero | Devocional: Hijos e Hijas de Dios | No seremos conmovidos
«A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido». Salmo 16: 8, RV60
EN MEDIO DE LAS PREOCUPACIONES que nos agobian, solo hay Uno capaz de apoyamos para que podamos sobreponemos a nuestras dificultades y aliviar nuestras angustias. «Confíenle» a Jesús «todas sus preocupaciones» (1 Ped. 5: 7, LPH), recordando que él está presente, y nos está dirigiendo para que tengamos comunión con él. Nuestra mente necesita descansar en Dios, y en nuestra debilidad él será nuestra fortaleza; en nuestra ignorancia, nuestra sabiduría; en nuestra fragilidad, nuestra fortaleza, a fin de que permanezcamos firmes.
Hemos de saber que no necesitamos ir al cielo para tener a Jesús junto a nosotros, ni al más allá para acercarlo a nuestro lado, pues él nos acompaña en todo momento, y sus ojos siempre están sobre nosotros. Tengamos siempre presente que el Señor está muy cerca de nosotros para ser nuestro Consejero y Guía. Y es la única forma en que podemos tener confianza en Dios.
Necesitamos educar y preparar la mente a fin de que tengamos una fe inteligente y una íntima relación con Jesús. A menos que mantengamos de modo permanente esa íntima comunión con el Señor, acabaremos separándonos de él y caminando sin él. Entablaremos amistad con los que nos rodean, y pondremos nuestra confianza en los humanos y nuestros afectos se desviarán del verdadero propósito de la vida. No debemos permitir que la tibieza acabe desvaneciendo nuestro amor por el Redentor. Si hemos de tener comunión con él, siempre necesitamos tenerlo frente a nosotros, y tratarlo como el más honorable Amigo, otorgándole el primer lugar en nuestros afectos. Debiéramos hablar de sus encantos inmaculados y cultivar constantemente el deseo de tener un conocimiento mayor de Jesucristo.— The Youth’s Instructor, 19 de julio de 1894.
DEVOCIONAL HIJOS E HIJAS DE DIOS
Elena G. de White
(1715)