12 de abril 2023 | Devoción Matutina para Damas 2023 | Miedo y culpa

«Los soldados israelitas veían a Goliat y corrían de miedo». 1 Samuel 17:24, PDT

Los filisteos no eran suficientemente fuertes para pelear contra los israelitas y optaron por un ataque representativo. De lo contrario, habrían hecho frente durante los cuarenta días de espera. Por eso se retiraron prontamente cuando Goliat fue vencido. Intimidaron a través de su representante, lo cual lograron con éxito. Quienes intimidan a otros, es porque ellos mismos son débiles y miedosos.
Por otro lado, ninguno de los ejércitos opositores atacaba primero, porque acampaban en una ladera del valle sumamente empinada. El primero que avanzara hacia al valle quedaría atrapado en el acantilado con una terrible
desventaja y en peligro de sufrir grandes bajas en su batallón. Esperaban que el otro atacara primero. Estos hombres solo confiaban en sus propias fuerzas y en lo que veían sus ojos cortos de fe.
Mientras obedecía a su padre terrenal, David, el hijo menor de Isaí (1 Samuel 17: 17), fue preparado para obedecer la misión que recibiría de su Padre celestial.
Mientras pastoreaba ovejas, y peleaba con leones y osos para defender a una oveja extraviada, fue entrenado para un día pelear contra el incircunciso Goliat y defender a las ovejas extraviadas de Israel (vers. 34, 35). David fue entrenado en el diario vivir para un desafío de resultados eternos. En los valles apacibles, David aprendió a tener una creciente relación con Dios, hasta que llegó a ser real y vivo en su vida. Así, en la rutina cotidiana, Dios llega a ser significativo en tu vida. David no tenía idea de cómo su fidelidad habitual llegaría a jugar un papel en los planes de Dios. Tu fe creciente podrá algún día ser parte de un plan mayor en los designios divinos.
La conciencia culpable de Saúl y de todos los israelitas les impidió vencer a Goliat, y quedaron sometidos por el miedo. Solamente manteniendo una conciencia sin ofensa ante Dios y los hombres (Hechos 24:16) podemos vivir
sin miedo a los “gigantes” que nos intimidan. David se indignó porque aquel rival era un incircunciso extraño, fuera del pacto divino, quien, desafiando a los escuadrones del Dios viviente, ofendía a Dios mismo. Eso era intolerable.
¿Cuándo fue la última vez que sentiste indignación porque la obra de Dios sufría injusticia?
Enumera los “gigantes» que te desafían, y las razones por las cuales deberías sentir santa indignación y valor para enfrentarlos.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2023



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