Sábado 14 de noviembre 2020

Devoción Matutina para Jóvenes

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020 – Persigue tus sueños – Portada libro

Herberto Hoover

Él sana a los de corazón quebrantado y les venda las heridas. Salmo 147:3.

Hace cien años, cuando Bertie Hoover tenía tu edad, no existía la televisión. Sin embargo, no la extrañaba en absoluto porque tenía el taller de herrería de su papá. Podía permanecer horas y horas viendo a su papá dar forma a las herraduras y los clavos con el martillo. Había algo de emocionante en escuchar el golpe del martillo dado contra el yunque y aspirar el olor del alquitrán.

Un día, el pequeño Bertie entró corriendo descalzo al taller. Al penetrar de golpe, sus ojos tardaron unos instantes en ajustarse a la escasa iluminación del taller, por causa de la claridad exterior. Por lo tanto, no vio el trozo de metal al rojo vivo que estaba en el suelo.

-¡Aaauuuu! -gritó el niño cuando puso el pie descalzo sobre el metal caliente.

Se escuchó el siseo al quemarse la piel tiernita de la planta del pie, y Bertie sintió un dolor agudo que le subía y bajaba por toda la pierna.

Al percatarse de lo sucedido, su padre lo levantó y le hundió los pies en el barril de agua fría. Después de unos momentos disminuyó el dolor, y entonces llevó a Bertie a la casa en brazos. Mamá Hoover le envolvió el pie cuidadosamente en trapos limpios.

Pasaron muchos días sin que Bertie pudiera apoyar el pie adolorido, y tenía que trasladarse saltando en un solo pie. Por fin llegó el día en que se le quitó el vendaje y pudo usar zapatos nuevamente. Había sanado la herida, pero la cicatriz nunca se le borró.

Cuando llegó a la presidencia de los Estados Unidos, el Sr. Hoover bromeaba acerca del «hierro del Estado de lowa» que llevaba en la planta del pie.

Creo que el pecado es como un trozo de metal candente. Tiene la facultad de producir mucho dolor y arruinar nuestras vidas. Cuando eso sucede, clamamos a Dios por auxilio. Él acude a nosotros con el bálsamo suavizante de Galaad; nos perdona y venda nuestras heridas. Eventualmente desaparece el dolor, pero ya nunca seremos los mismos. En su amor, nos sana; pero la cicatriz permanece por el resto de la vida.

Las neuronas destruidas por el uso de las drogas, por ejemplo, nunca se reponen. Un pulmón extirpado por fumar no puede recuperarse. Un corazón herido por palabras crueles, nunca llega a sanar por completo. Una relación quebrantada se puede enmendar, pero la cicatriz permanece para siempre. Los pensamientos impuros pueden ser perdonados, pero dejan tras sí una huella profunda.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020

PERSIGUE TUS SUEÑOS Más allá de los obstáculos

Dorothy E. Watts

Lecturas devocionales para Jóvenes 2020



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