Miércoles 20 de octubre 2021 | Devoción Matutina para Jóvenes 2021
La ortodoncia innecesaria
“Felipe le dijo: -Señor, muéstrenos al Padre, y nos basta. Jesús le dijo: -¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?” (Juan 14:8, 9, NVI).
Tengo un amigo que es odontólogo y atiende personas de todas las edades en su consultorio. Un día, un niño asistió a su consulta de rutina. Estaba empecinado en usar ortodoncia e insistía en que ese era el tratamiento que necesitaba; demandaba que mi amigo le pusiera la ortodoncia. Al ver su dentadura perfecta, él le explicó que no hacía falta, y que además tenía que estar contento, porque ese tratamiento era doloroso y molesto. El niño pataleaba y lloraba, pidiéndole que le hiciera caso.
Mi amigo llegó al grupo pequeño esa noche, nos contó su experiencia y reflexionó en que muchas veces nosotros también jugamos a pedirle a Dios lo que “necesitamos”; le hacemos demandas según lo que creemos que es mejor para nosotros y nos encaprichamos con nuestra voluntad, tan necia e ignorante de lo que verdaderamente implicaría el sufrimiento de ir por ciertos caminos o de recibir cosas que en realidad no necesitamos.
Otro amigo me comentaba, por otra parte, que ya no sabía qué más hacer. Había probado con ayunos, con seguir todo al pie de la letra, pero aun así no parecía obtener respuesta a sus oraciones ni explicaciones al silencio o negativa aparente de parte de Dios.
Le conté que me gustaba imaginar la escena de un dispensario. A él va una madre con su bebé para recibir una vacuna. El bebé llora y no entiende que lo que se le está aplicando es para su beneficio. ¿Acaso tendría sentido que el médico le explicara al niño lo que está haciendo? ¡No! Por más que se esforzara, por más estrategias didácticas que implementara, el niño simplemente no podría entenderlo porque aún no habla ni está en una etapa del desarrollo cognitivo como para asimilar y entender el contenido expuesto.
Jesús vino para establecer ese puente entre nosotros y nuestra limitada comprensión de algunas cosas, y el Padre, con su grandeza e insondables misterios. Vino como intérprete de su amor y carácter. Si estudiáramos más su vida, sus motivaciones, su comunión diaria y totalmente dependiente del Padre, imitaríamos mejor a quien nos dejó el mejor ejemplo de vida.
¿Por qué asunto estás “pataleando” hoy? Entrégate en las manos de quien sabe realmente lo que es mejor.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2021
ETIQUETAS PARA REFLEXIONAR
Carolina Ramos
Lecturas devocionales para Jóvenes 2021
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