Jueves 8 de diciembre 2022 | Devoción Matutina para Damas 2022

DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2022
SIN MIEDOS NI CADENAS
Vanessa Pizzuta
Lecturas Devocionales para Mujeres 2022

Resarcir

«Zaqueo se puso de pie delante del Señor y dijo: “Señor, daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si estafé a alguien con sus impuestos, le devolveré cuatro veces más”» (Luc. 19:8, NTV).

El candidato a gobernador había realizado una fantástica campaña. Sus propuestas reflejaban las necesidades del pueblo, y contaba con el apoyo y la confianza de los electores. Los sondeos demostraban que seguramente ganaría. Sin embargo, una semana antes de la votación, un periodista publicó un artículo difamatorio en uno de los diarios más importantes de la nación. Aunque era una gran colección de mentiras, sin ningún tipo de evidencia real, la gente lo creyó. ¡La campaña había sido dañada sin posibilidad de reparación! De casualidad, unos días después, el candidato y el periodista se encontraron en el baño de una confitería cerca del Congreso. Avergonzado por su falta de honradez, el periodista le pidió disculpas: «Lo lamento. Publicar ese artículo fue un error». El candidato a gobernador, entonces, le respondió: «Gracias por su disculpa. Pero, la próxima vez, critíqueme en el baño y discúlpese en los diarios».
Si realmente estamos arrepentidas, haremos todo lo posible por reparar los daños causados de una manera proporcional. Cuando Juan el Bautista predicaba acerca del arrepentimiento, decía a los oyentes que debían demostrar «con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios» (Mat. 3: 8, NTV). El arrepentimiento produce frutos tangibles. Cuando Zaqueo descubrió la belleza del carácter de Cristo, su arrepentimiento fue más allá de lo mínimo e indispensable: «Señor, daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si estafé a alguien con sus impuestos, le devolveré cuatro veces más» (Luc. 19: 8, NTV). Si estamos arrepentidas, haremos lo posible por reparar los daños.
No alcanza con decir «Lo siento». Si rompimos un florero, compremos otro. Si pusimos la reputación de alguien en juego, reparemos el daño. Volvamos a la persona con la que estábamos hablando y digámosle: «Cuando te dije esto de fulanito, exageré y no fui completamente honesta. Me doy cuenta de que dañé su imagen ante tus ojos, y te pido disculpas». Irónicamente, a menudo entre cristianos no nos ofrecemos a reparar los daños. Nos parece que la otra persona debería sencillamente perdonarnos todas las deudas sin esperar nada a cambio. Sin embargo, ¡este no es el modelo bíblico! El verdadero arrepentimiento produce frutos.

Señor, cuando me muestres la manera en que mis acciones lastimaron a otro, ayúdame a arrepentirme y pedir perdón. Dame el coraje, la humildad y la honestidad que necesito para reparar los daños causados. Amén.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2022
SIN MIEDOS NI CADENAS
Vanessa Pizzuta
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