10 de noviembre 2025 | Devoción Matutina para Jóvenes 2025 | Una flor que se adapta
«Aprendan de los lirios del campo». Mateo 6: 28, BPH
En las Montañas Rocosas de los Estados Unidos se pueden encontrar distintas variedades de una hermosa flor llamada gilia escarlata (lpomopsis aggregata).
La gilia escarlata florece entre mayo y agosto, precisamente cuando los colibríes comienzan a anidar y a buscar flores rojas para alimentarse de su néctar. Al hacerlo, los colibríes participan en el proceso de polinización y las ayudan a reproducirse.
Pero los colibríes emigran hacia el sur en agosto, lo que deja a la gilia escarlata sin servicio de polinización. Justo en ese momento, aparecen las mariposas halcón.
Estos insectos vuelan de noche, así que prefieren flores claras, que se puedan distinguir en la oscuridad. ¿Sabes lo que hacen las gilias en agosto? ¡Cambian de color!
Cuando las mariposas empiezan a llegar, pero todavía quedan colibríes, las gilias se tornan rosadas, para que ambos la puedan ver. Cuando solo quedan las mariposas, se vuelven completamente blancas. La capacidad de la gilia escarlata para adaptarse cada año a la fauna que la rodea ha cautivado a los científicos.
La vida a menudo se parece a lo que sucede con la gilia escarlata: un día tienes salud, trabajo y una linda familia y al día siguiente puede que te encuentres enfermo, desempleado o pasando por un proceso de luto. Lo único constante en la vida es el cambio. Y como no podemos predecir lo que nos traerá el mañana, nuestra mejor opción consiste en aprender de flores como la gilia escarlata y adaptarnos a las circunstancias.
Pero para muchos, el proceso de adaptación no surge de manera natural. Nos gusta la comodidad y a menudo nos resistimos al cambio. De allí que para sobrevivir hemos de «aprender» a desenvolvernos en cualquier situación y ser proactivos. Un buen ejemplo de esta actitud es el apóstol Pablo.
En Filipenses 4: 11 Pablo señala que había «aprendido» a vivir en todo tipo de circunstancia. Acto seguido señala: «Sé lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a hacer frente a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a tener hambre, a tener de sobra que a no tener nada» (Filipenses 4: 12). Los cristianos hemos de aprender de la gilia escarlata y de Pablo a hacer frente a cualquier situación. No es fácil, pero podemos aprender de la Persona que le enseñó tanto a la gilia como a Pablo: «Cristo que me fortalece» (Filipenses 4: 13).
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