10 de noviembre 2025 | Devoción Matutina para Damas 2025 | Tras grandes ataques, grandes victorias
«¡Gracias sean dadas a Dios, de que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!» (1 Corintios 15: 57, RVC).
Bethany Hamilton era una adolescente que, con apenas trece años, ya había demostrado grandes habilidades sobre la tabla de surf. Una mañana, mientras practicaba su deporte favorito en el mar, repentinamente emergió de las profundidades un enorme tiburón, que no dudó en atacar a su presa. Con sus enormes fauces y afilados dientes arrancó de una sola mordida el brazo izquierdo de Bethany, que estaba sentada en la tabla con ese brazo en el agua. Mientras era trasladada al centro médico más cercano perdió una gran cantidad de sangre que pudo haber ocasionado su muerte, pero Dios tenía otros planes para ella.
Con la ayuda amorosa de su padre, la joven volvió al agua y, en la actualidad, ha ganado varios campeonatos y es una de las mejores sudistas del mundo. Y no solo eso: su vida es un poderoso ejemplo de que no podemos darnos por vencidas ante el hecho de haber sido heridas o incluso mutiladas por el enemigo. Durante los torneos de surf, se la puede ver esperando pacientemente en las tranquilas aguas a que una enorme ola llegue a su encuentro; y cuando estas se levantan imponentes, ella nada con todas sus fuerzas. No hace falta recordar que lo hace con un solo brazo, para levantarse victoriosa y pasar por en medio de las olas.
¿Qué haces tú cuando el tiburón enemigo te ataca? ¿Qué actitud has tomado cuando olas de problemas se levantan imponentes delante de ti?
No podemos esperar que la vida cristiana sea un remanso de paz, y que no presente ningún desafío; lo que sí podemos esperar es que, en medio de las vicisitudes que la vida nos presente, Cristo nos hará pasar victoriosas.
¿Qué te ha quitado el enemigo? ¿Te ha hecho algún daño? Seguro que sí, porque las hijas de Dios no estamos exentas de los ataques del maligno. Pero recuerda una cosa: las batallas más grandes Dios se las da a sus guerreras más fieles para prepararlas aún más, de tal manera que puedan ser un ejemplo vivo de lo que él puede hacer a pesar de estar heridas.
La buena noticia es que nuestro Padre celestial estará siempre a nuestro lado. Él nos hará remontar de nuevo, nos hará pasar en medio de grandes olas, y nos llevará a la victoria por medio de Jesús.
Posdata: Feliz por la victoria.
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