18 de septiembre 2025 | Devoción Matutina para Jóvenes 2025 | Células madre
«Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo». Tito 3: 5, NVI
Cuando mi esposa estaba embarazada tuve la oportunidad de ver, poco a poco y por medio del ultrasonido, cómo se formaba el cuerpecito de mi bebé: sus manos, pies, su cabeza y sus órganos internos. La formación de los tejidos y órganos del cuerpo humano, así como la reparación que el cuerpo realiza después de una herida, es posible gracias a un conjunto de células únicas llamadas «células madre». Estas células tienen la increíble capacidad de generar células especializadas, como las de la piel, los músculos, los nervios o los huesos. Son las «células maestras» del cuerpo. Gracias a ellas, el cuerpo tiene un poder regenerativo increíble. Puede curarse a sí mismo, reemplazar las células dañadas y adaptarse a los cambios.
¿Te sorprendería si te digo que las células madre tienen una contraparte en el ámbito espiritual? En el versículo de hoy, el apóstol Pablo señala que el Espíritu Santo tiene el poder de regenerarnos internamente. La palabra griega que Pablo usa para describir esta acción es «paliggenesia», que significa «nuevo nacimiento» o «renacimiento». Dicho vocablo describe la obra sobrenatural de Dios en el corazón de una persona que cree en Jesucristo como su Salvador y Señor.
Pablo enfatiza que la regeneración es un don de la misericordia de Dios, y no un resultado de nuestras obras. El apóstol también señala que la regeneración implica dos aspectos: el «lavamiento» y la «renovación». El «lavamiento» alude a la limpieza de nuestros pecados por la sangre de Cristo. Es decir, que Dios puede y quiere deshacerse de nuestros errores pasados y de la culpa que a menudo los acompaña.
Él «arroja nuestros pecados a las profundidades del mar» (Miqueas 7: 19). La segunda palabra, «renovación», se refiere al cambio de nuestro ser interior que nos transforma a la imagen de Cristo. Dios no solo perdona nuestros errores pasados, sino que también nos da una nueva mente, un nuevo corazón y un nuevo propósito.
Si al leer estas líneas tu corazón todavía lucha para sanar las heridas del pasado, quiero decirte que el Espíritu Santo desea entrar hoy en tu vida y regenerarla.
No importa cuál haya sido tu pasado ni cuán oscuro parezca tu futuro, Dios pone a tu disposición su poder infinito para regenerar, lavar y renovar tu vida hoy. ¿Lo aceptarás?
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DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2025
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