9 de septiembre 2020 | Devoción Matutina para Jóvenes | José Pulitzer
Como puedes ver, se nos declara justos a los ojos de Dios por lo que hacemos y no solo por la fe. Santiago 2:24.
Durante la Guerra Ovil Estadounidense, los norteños a menudo pagaban a otros para que tomaran su lugar en la guerra. Uno de aquellos fue José Pulitzer, de Hungría. Cuando terminó la guerra, trató de encontrar trabajo en Nueva York, pero el mercado estaba sobresaturado con los exsoldados. Alguien le sugirió que fuera a San Luis. José emprendió el viaje a pie, con unos pocos centavos en el bolsillo.
Llegó a su destino en medio de una tormenta de nieve. Cansado, hambriento y sin un céntimo en el bolsillo, se acercó a la entrada del transbordador.
-¡Vamos, chico, largo de aquí! -le dijo el guardia-, ¡No puedes subir sin boleto!
José se hizo a un lado y se recargó contra el cerco. No tenía adónde ir. Su mente estaba tan entumecida como su cuerpo. Debía hacer algo, pero no sabía qué. Entonces escuchó a los balseros que se gritaban en alemán.
Al oír un idioma tan familiar para él, se llenó de entusiasmo y valor. Se acercó a la puerta de entrada y gritó:
-¡Oigan! ¡Por favor! ¿No tienen algún trabajo que pueda hacer? ¿Necesitan ayuda en el transbordador? Debo cruzar, pero no tengo dinero.
-¿Qué quieres, chiquillo?
Uno de los hombres se acercó y lo miraba por las rejas del portón.
-No tengo dinero para un boleto, y si me quedo aquí parado moriré de frío. ¿No tienen algún trabajo que pueda hacer? Haría cualquier cosa.
-Necesitamos alguien que eche carbón al horno que mantiene activa la caldera. Tenemos que hacer otros doce viajes.
-Lo haré -dijo José-, Tengo que llegar al otro lado.
Creo que tú y yo nos parecemos a José Pulitzer, parados en medio del frío, fuera del portón del transbordador. No hay forma de cruzar el río que conduce a las mansiones celestiales. Jesús provee el transporte, pero hay dos cosas vitales que deben suceder si queremos llegar al otro lado. En primer lugar, debemos tener el deseo de subir al transbordador; eso se llama fe. En segundo lugar, necesitamos aceptar el boleto que Jesús nos ofrece: eso se llama obras, vivir diariamente aceptando las obras de Cristo, para así vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Él espera algo a cambio del viaje al otro lado del río. Pide nuestro amor, obediencia y servicio, que podemos obtener de él por fe, como regalos de su gracia.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020
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