9 de octubre | Hijos e Hijas de Dios | Elena G. de White | La imprescindible poda
«Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía». Juan 15: 2
TODO EL QUE QUIERA SEGUIR FIELMENTE tras las huellas de nuestro amante Salvador reflejará en su manera de ser la de Jesús. La pureza y el amor de Cristo resplandecerán en su vida diaria y su carácter, y la mansedumbre y la verdad guiarán sus pies.
Toda rama fructífera se podará para que dé más fruto. Aun las ramas fructíferas pueden ostentar demasiado follaje, y aparentar lo que en realidad no son. Los seguidores de Cristo pueden hacer alguna obra para el Maestro, y sin embargo no estar haciendo ni la mitad de lo que podrían hacer. El los poda entonces, porque la mundanalidad, la indulgencia propia y el orgullo se están manifestando en su vida.
Los viñadores cortan los pámpanos sobrantes de las vides y los zarcillos que se afe- rran a la maleza de la tierra, y así las hacen más fructíferas. Esas causas de estorbo tienen que eliminarse y debe cortarse todo lo defectuoso que ha crecido de más, para dejar lugar a los rayos sanadores del Sol de Justicia […]
Muchos no entienden el propósito para el cual fueron creados. Hemos sido creados para beneficiar a la humanidad y glorificar a Dios, más bien que para gozar de nosotros mismos y autocomplacernos.
El Señor poda constantemente a su pueblo y corta las ramas que se extienden más allá de lo necesario, a fin de que lleven fruto para su gloria y no produzcan solamente hojas.
El Señor nos poda mediante el pesar, las desilusiones y la aflicción, a fin de que disminuya el desarrollo de los rasgos negativos del carácter, y para que los rasgos nobles tengan oportunidad de desarrollarse.
Hemos de renunciar a los ídolos, tiene que conmovérsenos la conciencia, las meditaciones de nuestro corazón han de convertirse en espirituales, y todo el carácter debe adquirir simetría.— Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 347-348.
DEVOCIONAL HIJOS E HIJAS DE DIOS
Elena G. de White
(923)