9 de noviembre | Maranata: El Señor viene | Elena G. de White | Respuestas satisfactorias
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:9.
Nuestros planes no son siempre los de Dios… En su amante cuidado e interés por nosotros, muchas veces Aquel que nos comprende mejor de lo que nos comprendemos a nosotros mismos, se niega a permitirnos que procuremos con egoísmo la satisfacción de nuestra ambición… Muchas veces nuestros planes fracasan para que los de Dios respecto a nosotros tengan éxito… En la vida futura se aclararán los misterios que aquí nos han preocupado y chasqueado. Veremos que las oraciones que nos parecían desatendidas y las esperanzas defraudadas figuraron entre nuestras mayores bendiciones.—El Ministerio de Curación, 375, 376.
No hemos avanzado todavía lo suficiente en prendas morales para comprender los misterios de Dios; pero cuando formemos parte de la familia del cielo esos misterios serán revelados ante nosotros…
Entonces se revelará mucho mediante explicaciones de asuntos en los cuales Dios guarda ahora silencio, porque no hemos atesorado ni apreciado lo que se ha dado a conocer de los misterios eternos. Serán aclarados los caminos de la Providencia; se revelarán los misterios de la gracia mediante Cristo. Será explicado lo que la mente ahora no puede captar, que es difícil de entender.
Veremos orden en lo que ha parecido inexplicable; sabiduría en todo lo encubierto; bondad y bondadosa misericordia en todo lo impartido. La verdad será revelada en una sola línea ante la mente libre de oscuridad, y su brillo será perdurable. Se hará que el corazón cante de gozo. Terminarán para siempre los conflictos, y se resolverán todas las dificultades.—Comentario Bíblico Adventista 6:1091.
Todo lo que nos dejó perplejos en las providencias de Dios quedará aclarado en el mundo venidero. Las cosas difíciles de entender hallarán entonces su explicación. Los misterios de la gracia nos serán revelados. Donde nuestras mentes finitas discernían solamente confusión y promesas quebrantadas, veremos la más perfecta y hermosa armonía. Sabremos que el amor infinito ordenó los incidentes que nos parecieron más penosos. A medida que comprendamos el tierno cuidado de Aquel que hace que todas las cosas obren conjuntamente para nuestro bien, nos regocijaremos con gozo inefable y rebosante de gloria.—Joyas de los Testimonios 3:433.
DEVOCIONAL MARANATA: EL SEÑOR VIENE
Elena G. de White
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