9 de noviembre 2025 | Devoción Matutina para Jóvenes 2025 | El poder del 1 %

«El Señor […] nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen». 2 Corintios 3: 18, NTV

Hace poco leí el superventas Hábitos atómicos, de James Clear. En esta obra el autor sugiere que no necesitas realizar un cambio radical de la noche a la mañana para ser una mejor persona, basta con realizar pequeñas mejoras cada día, es decir, proponerse ser un 1 % mejor en el objetivo que deseas alcanzar, de ahí lo de «atómico». Aunque al principio no sientas la diferencia, dice Clear, con el tiempo, cada pequeño esfuerzo rinde resultados acumulativos que te llevarán a la meta.
Lo anterior implica que si deseas ser mejor atleta, mejor profesional o mejor persona, solo tienes que enfocarte en un aspecto y dentro de ese aspecto tratar de mejorar solo un poco a la vez. ¿Se podrá aplicar el mismo principio con nuestra vida espiritual? Cuando examinamos los relatos bíblicos sobre cómo Dios transformó las vidas de sus personajes, parece que todos experimentaron un cambio repentino: Abraham tuvo que dejar su tierra y su familia de inmediato (Génesis 12: 1), Moisés pasó en un instante de príncipe a pastor y de pastor a líder de Israel (Éxodo 1-3) y el que en la mañana era «Saulo el perseguidor», ya por la tarde ya era «Pablo el apóstol» (Hechos 9).

Ahora bien, si miramos cada una de estas historias detenidamente notaremos que, aunque hubo una conversión repentina, el crecimiento siempre fue gradual, pudiéramos decir que «un 1 % a la vez».
Abraham tuvo que pasar por numerosas situaciones antes de convertirse en el padre de la fe. Moisés también tuvo que aprender y desaprender mucho sobre la marcha. Al final de su carrera Pablo reconoció que Dios había sido paciente con él (1 Timoteo 1: 16). Así que si deseas ser mejor cristiano, el modelo bíblico consiste en aplicar la estrategia de James Clear: procura hoy ser un 1 % mejor que ayer. ¿Cómo? En el versículo de hoy, Pablo dice que esa transformación gradual y progresiva la realiza Dios a medida que contemplamos al Señor Jesucristo.
Hoy es un buen día para fijar la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe (ver Hebreos 12: 2) y confiar en que Dios, que comenzó la obra de transformación en ti, la irá perfeccionando «hasta el día en que Jesucristo vuelva» (Filipenses 1: 6, TLA).
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DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2025



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