9 de diciembre 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | Atonemaker

“Lo más importante de lo que estamos diciendo es que nuestro Sumo Sacerdote es de tal naturaleza que se ha sentado en el cielo, a la derecha del trono de Dios, y oficia como sacerdote en el verdadero santuario, el que fue hecho por el Señor y no por los hombres” (Hebreos 8:1, 2, DHH).

EN EL CAPÍTULO 8 de Hebreos se nos presenta la superioridad del nuevo pacto en relación al antiguo. Todo es superior: el Santuario (está en el cielo), su sacerdote (es el mismo Jesucristo), su sacrificio (mientras los sacerdotes ofrecían a los animales en el santuario terrestre, el Cordero de Dios se ofreció en el Santuario celestial) y la seguridad y la confianza (uno fue mediado por Moisés, mientras que el nuevo pacto fue mediado por Cristo).
En 2017 se cumplieron quinientos años de la Reforma protestante. El sueño de los Reformadores era ver la Biblia en manos de todo el mundo. Las llamas activadas por Lutero estaban encendiendo un fuego que nadie podría apagar. Ya en el siglo XIV, Wiclef había levantado la bandera de las verdades bíblicas en Inglaterra. Se lo conoció como “el lucero de la mañana” de la Reforma ya que fue el primero en traducir la Biblia del latín al idioma del pueblo.
Gracias a Gutenberg, y su invento de la imprenta, fue muchísimo más fácil la difusión de contenidos escritos. Así, Erasmo de Roterdam, en 1516, publicó su edición griega del Nuevo Testamento. Y luego surge la figura de William Tyndale: Nacido en 1494 y graduado en las universidades de Oxford y Cambridge, amaba la Palabra de Dios y su pasión fue que la Biblia llegara al pueblo inglés en su idioma materno.
Fue perseguido, huyó a Londres y luego a Alemania. Pero, en 1526, publicó su traducción del Nuevo Testamento realizada a partir del texto original griego de Erasmo.
Tyndale fue mártir en 1536, después de muchos meses de estar atado a una estaca. Fue estrangulado y quemado. Sus últimas palabras fueron: “Señor abre los ojos del rey de Inglaterra”. Su oración fue oída porque, poco tiempo después, Enrique VIII publicó la primer Biblia completa impresa en lengua inglesa.
Otro legado de Tyndale fue haber acuñado el término atonemaker (hacedor de la expiación) para indicar que Cristo es el “autor de la expiación”.

Por el sacrificio y ministerio de Cristo
se atienden y resuelven los intereses de ambas partes,
los de la santidad celestial y los de la iniquidad terrenal,
reconciliando así a la humanidad con la Divinidad.
El antiguo pacto fue pasajero, transitorio
y escrito en la piedra (Éxo. 31:18; 34:27, 28).
El nuevo pacto es permanente, eterno y escrito
en el corazón (Jer. 31:33; Heb. 8:10,16).
Cristo es nuestro atonemaker, hacedor
de la expiación y de nuestra salvación.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2021



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