9 de agosto | Devocional: La maravillosa gracia de Dios | Revela el carácter de Dios
¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad. Éxodo 34:6.
Toda la luz dada en lo pasado, toda la que resplandece actualmente y llega hasta lo futuro, según se revela en la Palabra de Dios, es para cada alma que quiera recibirla. La gloria de esa luz, que es la misma gloria del carácter de Cristo, ha de ser manifestada en el cristiano individual, en la familia, en la iglesia, en el ministerio de la Palabra, y en toda institución establecida por el pueblo de Dios. Dios desea que todos éstos sean símbolos de lo que puede ser hecho para el mundo. Han de ser ejemplos del poder salvador de las verdades del Evangelio…
Contemplando la bondad, la misericordia, la justicia y el amor de Dios revelados en la iglesia, el mundo ha de obtener una representación de su carácter…
A fin de manifestar el carácter de Dios, a fin de que no nos engañemos a nosotros mismos, a la iglesia y al mundo, con un cristianismo falsificado, debemos llegar a estar relacionados personalmente con Dios. Si tenemos comunión con Dios, somos sus ministros, aunque nunca prediquemos a una congregación. Colaboramos con Dios al presentar la perfección de su carácter en la humanidad.—Joyas de los Testimonios 2:366, 368.
Dios ordena a sus agentes humanos que comuniquen el carácter de Dios, que testifiquen de su gracia, sabiduría y benevolencia, manifestando su amor refinado, tierno, misericordioso…
Nuestra obra es la de restaurar la imagen moral de Dios en el hombre mediante la abundante gracia que nos es dada por Jesucristo… ¡Oh, cuánto necesitamos conocer a Jesús y a nuestro Padre celestial para poder representarlo en carácter!—A Fin de Conocerle, 47.
El alma que se haya transformado por la gracia de Cristo, admirará su divino carácter… Mientras menos cosas dignas de estima veamos en nosotros, más encontraremos que estimar en la pureza y santidad infinitas de nuestro Salvador. Una idea de nuestra pecaminosidad nos puede guiar a Aquel que nos puede perdonar; y cuando, comprendiendo nuestra impotencia, nos esforcemos en seguir a Cristo, él se nos revelará con poder.—El Camino a Cristo, 67.
DEVOCIONAL: LA MARAVILLOSA GRACIA DE DIOS
Elena G. de White
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