8 de septiembre | Devocional: Una religión radiante | Un arma contra el desaliento
«¡Canta, hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, Israel! ¡Gózatey regocíjate de todo corazón, hija deJerusalén!».Sofonías 3: 14
LAS NOTAS DE LOS CANTOS DE ALABANZA conforman la atmósfera del cielo; y cuando el cielo se pone en contacto con la tierra, se produce «alegría y gozo, alabanzas y cánticos» (Isa. 51: 3).
Por encima de la tierra recién creada, hermosa e inmaculada, bajo la sonriente mi- rada del Creador, «mientras cantaban a coro las estrellas matutinas y todos los ángeles gritaban de alegría» 0ob 38: 7, NVI). Los corazones humanos, al identificarse con el cielo, han respondido a la bondad de Dios con cánticos de alabanza. […]
Durante su vida terrenal, Jesús enfrentó la tentación con un canto. A menudo, cuando se usaban expresiones sarcásticas y ofensivas, cuando la atmósfera que lo rodeaba era sombría a causa de las aflicciones, la oposición o la desconfianza y o el temor opresivo, se oía su canto de fe y gozo celestial.
En aquella última y triste noche de la cena de Pascua, cuando estaba por salir a hacer frente a la traición y la muerte, se le oyó entonar este Salmo:
«¡Bendito sea ahora y siempre el nombre del Señor!
¡Alabado sea el nombre del Señor del oriente al occidente!».
(Sal. 113: 2-3, DHH).
[…] Al conducimos nuestro Redentor al umbral del infinito inundado con la gloria de Dios, podremos entrever la acción de gracias de las alabanzas del coro celestial que rodea el trono divino. Entonces, al despertarse el eco del canto de los ángeles en nuestros hogares terrenales, nuestros corazones estarán más cerca del coro celestial. La comunión con el cielo se inicia en la tierra, y así vamos entrando en sintonía con las armonías celestiales.— La educación, cap. 17, pp. 146-152, adaptado.
Mi reflexión personal
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DEVOCIONAL ADVENTISTA
UNA RELIGIÓN RADIANTE
Reflexiones diarias para una vida cristiana feliz
Elena G. de White
(1412)
