8 de septiembre | Mi vida Hoy | Elena G. de White | La vida de santidad de Enoc
Y caminó Enoc con Dios…trescientos años. (Gén. 5:22)
Hubo un grupo de hombres que, elevados y ennoblecidos por la comunión con Dios, vivieron en compañerismo con el Cielo. Eran hombres de sólido intelecto y estupendas hazañas. Tenían una misión magna y sagrada: desarrollar un carácter justo, y enseñar una lección de piedad, no solamente a los hombres de su época, sino a las generaciones futuras también….
La Biblia dice que Enoc vivió 65 años y tuvo un hijo. Después de eso anduvo con Dios durante 300 años. En el curso de los primeros 65 años Enoc había amado y temido a Dios, y guardó sus mandamientos…Adán le había relatado la triste historia de su caída y las dichosas nuevas de la gracia de Dios, según la promesa; así que Enoc confió en el Redentor venidero. Pero después del nacimiento de su primer hijo, alcanzó una etapa superior: llegó a mantener relación más íntima con Dios. Comprendió más plenamente sus propias obligaciones y responsabilidades como hijo de Dios. Y al advertir el amor del niño hacia su padre, lo mismo que su sencilla confianza en la protección de este último; al sentir la profunda y anhelante ternura de su propio corazón frente al primogénito, aprendió una valiosísima lección: la del maravilloso amor de Dios hacia los hombres, manifestado en el don de su Hijo, y la de que los hijos de Dios deben depositar su confianza en el Padre celestial. El insondable e infinito amor de Dios revelado por medio de Cristo se convirtió en el tema de sus reflexiones de día y de noche; y con todo el fervor de su alma procuró revelar ese amor hacia las personas entre las cuales se encontraba.
Ese andar de Enoc con Dios no significa que se encontraba en éxtasis o visión, sino que andaba con él en medio de todas las obligaciones de la vida diaria…En el seno de la familia y en su trato con los hombres, como esposo y padre, como amigo y ciudadano, era un siervo de Dios firme e inconmovible. (PP:69-70) (264)
DEVOCIONAL ADVENTISTA
MI VIDA HOY
Reflexiones para cada día
Elena G. de White
(2996)