8 de noviembre | Maranata: El Señor viene | Elena G. de White | En el cielo nos aguardan sorpresas

Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. 1 Samuel 16:7.

A menudo consideramos sin esperanza a los mismos a quienes Cristo está atrayendo a sí… En el cielo habrá muchos de quienes sus prójimos suponían que nunca estarían allí.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 50.
Entre los redimidos algunos se habrán aferrado de Cristo en las últimas horas de la vida, y a ellos se les dará instrucciones en el cielo, pues cuando murieron no entendían perfectamente el plan de salvación.—Comentario Bíblico Adventista 5:1099.
Durante su agonía sobre la cruz, llegó a Jesús un rayo de consuelo… En Jesús, magullado, escarnecido y colgado de la cruz, vio al Cordero de. Dios, que quita el pecado del mundo. La esperanza se mezcló con la angustia en su voz, mientras que su alma desamparada se aferraba de un Salvador moribundo. “Señor, acuérdate de mí—exclamó—, cuando vinieres en tu reino”. Lucas 23:42 (VM). Prestamente llegó la respuesta… De cierto te digo hoy: estarás conmigo en el Paraíso.—El Deseado de Todas las Gentes, 697, 698.
Tal fe podría representarse por la de los obreros de la hora undécima, quienes recibieron la misma recompensa que los que habían trabajado durante muchas horas. El ladrón rogó con fe, con arrepentimiento, con contrición. Rogó con fervor como si se diera cuenta plenamente de que Jesús podía salvarlo, si quería.—Comentario Bíblico Adventista 5:1099.
Aquellos a quienes Cristo elogia en el juicio, pueden haber sabido poca teología, pero albergan sus principios… Entre los paganos hay quienes adoran a Dios ignorantemente, quienes no han recibido jamás la luz por un instrumento humano, y sin embargo no perecerán. Aunque ignorantes de la ley escrita de Dios, oyeron su voz hablarles en la naturaleza e hicieron las cosas que la ley requería. Sus obras son evidencia de que el Espíritu de Dios tocó su corazón, y son reconocidos como hijos de Dios.
¡Cuánto se sorprenderán y alegrarán los humildes de entre las naciones y entre los paganos, al oír de los labios del Salvador: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”! Mateo 25:45 ¡Cuán alegre se sentirá el corazón del Amor Infinito cuando sus seguidores lo miren con sorpresa y gozo al oír sus palabras de aprobación!—El Deseado de Todas las Gentes, 593.

DEVOCIONAL MARANATA: EL SEÑOR VIENE
Elena G. de White

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