8 de noviembre 2025 | Devoción Matutina para Damas 2025 | Vestido remendado

«Te necesito, pues estoy muy afligido; mi corazón tiene profundas heridas» (Salmo 109: 22, RVC).

El vestido que adquirí en la tienda era perfecto. Únicamente tenía un defecto, el cual no representaba mayor problema, ya que yo podía solucionarlo con la máquina de coser. Aquella tarde me dispuse a componer el cuello, que me quedaba grande. Lo descosí y me lo probé; estaba listo para estrenarlo el sábado siguiente. Conecté la plancha y comencé a pasarla por las costuras del cuello cuando, de pronto, al despegarla, noté que accidentalmente lo había quemado. Al ver la tela abierta lancé un grito: «¡No puede ser!» Ni siquiera lo había estrenado y ya estaba inservible.
Tenía delante de mí dos opciones: desechar aquel vestido o buscarle una solución. No estaba dispuesta a rendirme tan fácil, así que busqué unos cuellos que había adquirido meses atrás. Los pegué con mucho cuidado para cubrir la parte quemada. ¡Increíble! Mi vestido me gustaba más ahora que como lo había comprado. Sin embargo, debo reconocer que jamás habría pensado en ponerle aquel cuello si no hubiera sido por lo que en un principio me pareció una desgracia.
Aquel sábado 8 de noviembre enterramos a mis padres y a mi abuelita ante las lágrimas y las miradas perplejas y cargadas de dolor de todos los presentes, incrédulos ante los hechos. ¿Cómo podía estar pasando tanta desgracia junta? Los vestidos de mi vida se habían roto; aquello que más amaba, en un instante ya no estaba. Solo había dos opciones: sumergirme en la tristeza y rumiar mi desgracia, o buscar una solución y empezar de nuevo. La segunda fue mi opción. Puedo imaginar a Dios buscando entre sus curiosidades algo lindo para remendarme.
Y lo encontró.
Dios puso en la desgracia de mi corazón, no un cuellito, sino muchas bendiciones. Y me remendó. Cuando estrené mi vestido aquel sábado, nadie imaginaba por lo que había pasado su cuello. ¿Sabes por qué? Porque la gente debe saber que estuviste rota, solo si tú se lo cuentas, pero no porque tu vida sea una tristeza en movimiento. Porque cuando Jesús remienda una vida, nadie nota lo mal que estuvo el pasado … hasta que das testimonio de tu restauración. Lo que puede parecemos una tragedia, puede ser la oportunidad de Dios para hacernos mejores hijas suyas.
No sé cuál ha sido tu tragedia. La buena noticia es que hoy puedes decirle a Jesús: «Mi corazón tiene profundas heridas». Él va a remendarte. Te aseguro que el resultado será maravilloso. Jamás lo habrías imaginado.

Posdata: Feliz por mi nuevo vestido.
========================
DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2025



(1180)

DEJA UN COMENTARIO

Comentarios

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*