8 de julio | Devocional: La fe por la cual vivo | Redentor, sacerdote y rey

Porque tal pontífice nos convenía: santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos. Hebreos 7:26.

“En virtud de las instrucciones divinas, se apartó a la tribu de Leví para el servicio del santuario. En tiempos anteriores, cada hombre era sacerdote de su propia casa. En los días de Abrahán, por derecho de nacimiento, el sacerdocio recaía en el hijo mayor. Ahora, en vez del primogénito de todo Israel, el Señor aceptó a la tribu de Leví para la obra del santuario …. El sacerdocio, no obstante, se restringió a la familia de Aarón….

“Se designó para los sacerdotes un traje especial, que concordaba con su oficio….

“Todo lo relacionado con la indumentaria y la conducta de los sacerdotes había de ser tal, que inspirara en el espectador el sentimiento de la santidad de Dios, de lo sagrado de su culto y de la pureza que se exigía a los que se allegaban a su presencia.

“No sólo el santuario mismo, sino también el ministerio de los sacerdotes, debía servir ‘de bosquejo y sombra de las cosas celestiales.’”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 362, 364.

“Mediante figuras y sombras se enseñaban diariamente al pueblo las grandes verdades relativas a la venida de Cristo como Redentor, Sacerdote y Rey; y una vez al año se le inducía a contemplar los acontecimientos finales de la gran controversia entre Cristo y Satanás.”—La Historia de Profetas y Reyes, 504.

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DEVOCIONAL

LA FE POR LA CUAL VIVO

Elena G. de White

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