7 de diciembre 2020 | Devoción Matutina para Jóvenes | Roberto Moffat

Tan solo pídelo, y te daré como herencia las naciones, toda la tierra como posesión tuya. Salmo 2:8.

-¡Está lloviendo! ¡Está lloviendo!

 Los nativos de Bechuana corrían a sus chozas riendo y gritando de alegría cerca del río Kuruman.

-¿Dónde está Hela Ka Rare? -preguntó alguien-, ¿Qué hizo para que lloviera?

-Lo averiguaré -dijo uno de los hombres, y salió corriendo en medio de la lluvia, que tanta falta hacía, rumbo a la choza del hechicero, solo para encontrarlo sumido en un sueño profundo, inconsciente de que había llegado la lluvia.

-¿Qué hizo para que lloviera? -le preguntó el visitante.

-Bueno… ejem… ah… -el hechicero miró en torno de su choza en busca de una respuesta razonable.

En eso, vio que su esposa batía leche para hacer mantequilla. Señalándola con un dedo huesudo, dijo:

-¡Allí está! ¡Mi esposa está batiendo la lluvia tan rápido como puede!

El hombre regresó a la carrera con los demás aldeanos para difundir la noticia.

-¡El hechicero está batiendo la lluvia en el saco de la leche! ¡Qué hombre tan poderoso! ¡Puede hacer cualquier cosa!

Pero Hela Ka Rare no podía hacer cualquier cosa; no podía, por ejemplo, deshacerse de Roberto Moffat.

Durante una terrible sequía, Hela Ka Rare se sentó frente a su choza y se quedó mirando el cielo fijamente. Se reunió una multitud para ver cómo hacía que cayera lluvia de las nubes. Movía las manos describiendo círculos y cantaba a los espíritus. Pero nada sucedió.

-¡Esculpa de los misioneros! -declaró el brujo-. Los espíritus de las nubes están airados porque les han permitido quedarse aquí. Debemos deshacernos de ellos.

Sin embargo, Roberto Moffat no tenía planes de marcharse. Aun cuando se enfrentó al jefe, cuya lanza apuntaba hacia él, se negó a abandonar la aldea. Por el contrario, se adelantó y descubrió el pecho:

-Adelante. Mátenme -les dijo- Estoy listo para morir.

Admirados por su valentía, los aldeanos le permitieron que se quedara con ellos.

Pronto, miles asistían a sus reuniones y confesaban a Jesucristo como su Salvador personal. Aun el mismo Hela Ka Rare entregó su corazón al Señor y dejó de lado sus costumbres paganas. Después de cincuenta años en el África, la familia Moffat regresó a su hogar en Inglaterra, con la plena seguridad y la satisfacción de que el Señor había cumplido su palabra.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020



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