6 de octubre 2020 | Devoción Matutina para Jóvenes | Florencia Nightingale

Queridos amigos, dado que tenemos estas promesas, limpiémonos de todo lo que pueda contaminar nuestro cuerpo o espíritu. Y procuremos alcanzar una completa santidad porque tememos a Dios. 2 Corintios 7:1.

Los baños del hospital de las Barracas de Scutari habían permanecido tapados durante varias semanas. La inmundicia líquida anegaba el piso y salía hasta el pasillo. Los hombres que sufrían de diarrea no querían entrar en ese chiquero, de manera que pusieron grandes tinas en las salas de los enfermos para ser usadas como baños. Estas quedaban allí, sin vaciarse durante varios días, hasta que el hedor era insoportable.

Los heridos tenían que acostarse en colchones de paja infestados de piojos, pulgas y cucarachas. Los soldados dormían con sus uniformes embarrados y ensangrentados después de la batalla. Los ratones caminaban por sus cuerpos afiebrados y comían la carne necrótica de sus heridas.

Le dolía a Florencia Nightingale ver a estos pobres hombres en esa mísera condición. ¿Será posible que los seres humanos puedan vivir en semejante inmundicia? De inmediato convirtió a su equipo de enfermeras en una brigada de limpieza. Barrieron, fregaron y desinfectaron todo lo que encontraban. Quemaron la paja inmunda e hicieron camas nuevas para los hombres. Pusieron a hervir tinas con agua, para desinfectar la ropa de cama. Compraron cobijas, ropa interior y camisas nuevas.

Cuando hubieron terminado de lavar, cocinar y limpiar al final del día, las enfermeras se fueron a la cama. Pero Florencia Nightingale no. Ella caminaba por las salas, lámpara en mano, y revisaba a sus pacientes. Les hablaba, los escuchaba y los tomaba de la mano cuando morían.

-Antes de su llegada, solo se escuchaban maldiciones todo el día -decía uno de los soldados-. ¡Ahora todo parece tan puro como una iglesia!

-¿No se equivocaron de lugar? -preguntó uno de los soldados que acababa de llegar del campo de batalla.

Había escuchado de la inmundicia que reinaba en el hospital y se asombró al encontrar un lugar tan limpio.

-¡Me parece estar en el cielo!

Ese soldado estaba en lo correcto. No habrá de permitirse la entrada de nada inmundo en el cielo: libros inmundos, chistes verdes, videos inapropiados, vocabulario grosero, malos hábitos ni alimento nocivo. ¿Necesitas limpiar tu escritorio, habitación o ropero? ¿Necesitas deshacerte de algunas cosas inmundas? ¿Necesitas limpiar tu vocabulario con la gracia del Espíritu Santo? Confiesa tus pecados a Jesucristo y él te dejará blanco como la nieve.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020



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