5 de julio 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | Los dos remos

“Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones” (Efesios 1:15, 16).

TRAS LAS INAGOTABLES energías de Pablo como apóstol, misionero, pastor y teólogo, hubo una extraordinaria vida de oración. Pablo inició su ministerio orando y lo terminó orando. Su experiencia cristiana fue, esencialmente, un acto de oración. Para él la oración y misión siempre van de la mano. Así lo detalla Gabriel Cesano en la Revista Adventista, edición sudamericana, de noviembre de 2019:
La oración como reconocimiento a la soberanía de Dios. Para Pablo, era imposible concebir cualquier actividad humana separado de Dios, “porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él” (Rom. 11:36, NVI).
La oración como respuesta de la criatura. Para Pablo la oración establecía una permanente vía de comunicación con Dios.
La oración como acción de gracias por la salvación. Pablo se siente tan indigno de la salvación, porque se considera de “los pecadores […] el primero” (1 Tim. 1:15), que su vida es una continua oración: “Orad sin cesar” (1 Tes. 5:17).
La oración como aliado indispensable para el servicio. Para el apóstol la oración era esencial para la evangelización. No es el predicador, sino Dios quien actúa a través del Espíritu. Pablo pedía que oraran para que Dios abriera “las puertas”, “para predicar el evangelio” (2 Cor. 2:12, NVI). En las oraciones intercesoras, que el apóstol les pide a sus congregaciones y a sus líderes, el tema dominante es su inquietud por la misión.
La función de la mente en la oración. El apóstol une a la oración con el conocimiento de Dios y la fe. La oración surge de una fe inteligente o racional que está basada en la certeza de que Dios no es un desconocido, sino que se ha revelado a sí mismo en la creación, en la historia, en Cristo y en las Escrituras. Por eso aconseja “orar con el espíritu, pero también con el entendimiento” (1 Cor. 14:15, RVC).

Un barquero tenía escrito una palabra en sus remos
el lema benedictino: en uno decía “Ora” y en el otro “Labora”.
Un día, un pasajero se burló de sus remos. “Basta con trabajar”, le dijo.
Entonces el barquero empezó a usar solo un remo. Después de haber dado
vueltas en círculos sin avanzar, el pasajero captó el mensaje.
Pablo vivió y enseñó a vivir remando con los dos remos.
Si queremos llegar pronto al puerto seguro,
necesitamos orar y laborar.
No te quedes dando vueltas
sin llegar a ningún sitio.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2021



(1419)

DEJA UN COMENTARIO

Comentarios

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*