5 de enero 2023 | Devoción Matutina para Adultos 2023 | «Correrán y no se fatigarán»

«Los que confían en el Señor […] correrán y no se fatigarán» (Isaías 40: 31, NVI).

La cubanoamericana Rosie Ruiz «ganó» el maratón de Boston de 1980 en un tiempo récord de dos horas, treinta y un minutos, y cincuenta y seis segundos. Hubo una gran algarabía por la victoria de Rosie. Sin embargo, pocos días después, las preguntas comenzaron a surgir: ¿Quién la conoce como corredora? Si es atleta, ¿por qué sus piernas no reflejan la dura preparación que antecede a un maratón? ¿Por qué solo aparece al final de la carrera?
En su libro Run with the Horses Eugene H. Peterson cuenta que estas dudas suscitaron una rigurosa investigación posterior, que demostró que Rosie Ruiz no era más que una impostora y que se había incorporado a la carrera cuando faltaba menos de una milla para el final.
En varios pasajes, la Biblia describe la experiencia cristiana como una carrera. Uno de esos pasajes se encuentra en la Epístola a los Hebreos, donde se dice lo siguiente: «Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12:1). Correr con paciencia, ¿acaso no parece algo contradictorio? Pero aquí Pablo no está hablando de la virtud que nos hace saber esperar, sino de la paciencia que nos mueve a perseverar, a estar firmes cuando las circunstancias parecen completamente desfavorables. Esa «paciencia» que llega después de la tribulación y que produce en nosotros una sensación de esperanza (ver Romanos 5:3,4) es la que nos motiva a esperar «lo que no vemos» (Romanos 8: 25), la que necesitamos para recibir lo que Dios «ha prometido» (Hebreos 10: 36, DHH).
La carrera cristiana no conoce atajos, no hay manera en la que podamos aparecer al final y reclamar el premio sin haber participado de ella. En la carrera de la fe, solo llegará a la meta el que haya corrido con paciencia.
Hemos de reconocer que la carrera es ardua, desafiante, que transita muchas veces por caminos angostos y áridos, y que puede que en más de una ocasión nos sintamos tentados a abandonar; pero cuando esos momentos de renuncia intenten dominarnos, fortalezcámonos con esta promesa: «Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. […] Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán» (Isaías 40: 29, 31, NVI).
Con semejante poder a nuestra disposición, muy pronto podremos decir: «He acabado la carrera» (2 Timoteo 4: 7).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2023



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