4 de Octubre | La maravillosa gracia de Dios | Elena G. de White | Condiciones del crecimiento

Esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento… para que… seáis… llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios. Filipenses 1:9-11.

Donde hay vida, habrá crecimiento y fructificación; pero a menos que crezcamos en la gracia, nuestra espiritualidad se empequeñecerá, será enfermiza, estéril. Sólo mediante el crecimiento y la fructificación podemos cumplir el propósito de Dios para nosotros. Cristo dijo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”. Juan 15:8. A fin de llevar mucho fruto, debemos aprovechar al máximo nuestros privilegios. Debemos usar cada oportunidad que se nos concede para fortalecernos.

A cada ser humano le ha sido preparado un carácter puro y noble con todas sus majestuosas posibilidades. Pero hay muchos que no tienen un anhelo ferviente de tal carácter. No están dispuestos a apartarse del mal para poder tener el bien… Descuidan el aferrarse de las bendiciones que los pondrían en armonía con Dios… No pueden crecer.

La dadivosidad es uno de los planes divinos para el crecimiento. El cristiano ha de ganar fortaleza fortaleciendo a otros. “El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Proverbios 11:25. Esta no es meramente una promesa. Es una ley divina, una ley por la cual Dios establece que los arroyos de benevolencia fluyan continuamente de vuelta hacia su fuente, como las aguas de lo profundo se mantienen en constante circulación.—A Fin de Conocerle, 166.

En el cumplimiento de esta ley encontramos el secreto del crecimiento espiritual…

Si acudimos a Dios con fe, nos recibirá y nos dará fortaleza para ascender hasta la perfección. Si vigilamos cada palabra y acto, para no hacer nada que deshonre a Aquel que ha confiado en nosotros, si mejoramos cada oportunidad que se nos concede, creceremos hasta llegar a la plena estatura de hombres y mujeres en Cristo…

¿Estamos crucificando el yo? ¿Estamos creciendo para llegar a la plena estatura de hombres y mujeres en Cristo, preparándonos para soportar incomodidades como buenos soldados de la cruz?—The Signs of the Times, 12 de junio de 1901.

DEVOCIONAL LA MARAVILLOSA GRACIA DE DIOS

Elena G. de White

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