4 de febrero 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | Sin vergüenza
“No me avergüenzo del evangelio” (Romanos 1:16).
CUANDO MARTIN LUTERO llegó a Roma, la ciudad de las siete colinas, cayó de rodillas, conmovido. Luego, levantando las manos hacia el cielo, exclamó: “Salve, Roma santa” Aquel, que más tarde se convertiría en el gran reformador, hizo esto porque se prometía indulgencia a todo aquel que subiese de rodillas la “escalera de Pilato”. La tradición decía que era la misma que había pisado nuestro Salvador al bajar del tribunal romano, y que había sido trasladada de Jerusalén a Roma milagrosamente.
Mientras Lutero estaba subiendo con gran devoción aquellos escalones, recordó las palabras escritas por Pablo en Romanos 1:17: “El justo vivirá por la fe”. La frase repercutió como un trueno en lo más profundo de su alma. Rápidamente se irguió y huyó avergonzado.
Desde entonces empezó a ver con más claridad el engaño de confiar en las obras j méritos humanos para la salvación, y que es indispensable ejercer constante fe en los méritos de Cristo. Lutero se avergonzó porque habían desvirtuado totalmente el evangelio.
No obstante, por otro lado, Pablo dice que no se avergüenza del evangelio (Rom. 1:16). Los judíos consideraban a Pablo era un traidor, la escoria del mundo y un desecho de la sociedad. Su predicación sobre la cruz era una locura para griegos y piedra de tropiezo para judíos (1 Cor. 1:23); pero Pablo había experimentado las buenas nuevas en su propia vida perdonada y transformada. Este evangelio, era motivo de gloria.
¿Qué implica la vergüenza? Es un sentimiento de pérdida de dignidad causado por una falta cometida o por una humillación o agravio recibidos. Es un sentimiento de incomodidad producido por el temor a hacer el ridículo, es un sentimiento paralizante de la acción.
Todos se avergonzaban de la cruz: era una locura, un ridículo, un insulto, una humillación. Todos esperaban un Mesías libertador del yugo romano, no uno que muriera en un madero. Pablo se siente honrado por el inmerecido llamamiento divino; por eso no hacen mella en él, ni la indiferencia, ni el odio, el prejuicio o el maltrato. No le importa que lo vinculen con “ese engañador” y “embaucador” (Mat. 27:63, NVI/LPH), rechazado por la religión judía, negado por la cultura griega, y crucificado bajo la ley romana. Él sabe que ese Cristo, y su evangelio, le habían cambiado por completo la vida. Por eso, no solo no se avergüenza, sino que se siente altamente honrado, y de manera osada lo proclama. Pablo había sido encarcelado en Filipos, expulsado en Berea, burlado en Atenas, considerado loco en Corinto, apedreado en Galacia, y, así y todo, quería ir a predicar a Roma.
Cuando todos se burlan o niegan, no es fácil dar un paso al frente y decir “es mi Cristo” y “es mi evangelio”.
¿Cuán dispuestos estamos, así como Lutero y como Pablo, a jugarnos y comprometernos —frente a todo y frente a todos— por este evangelio que transforma nuestras vidas?
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2021
- Salmo 138 | Reavivados Por Su Palabra | #RPSP
- 21 de septiembre | Devocional: En los lugares celestiales | En la lista de honor del cielo
- 21 de septiembre | Devocional: Nuestra Elevada Vocación | Una mente sana en un cuerpo sano
- 21 de septiembre 2023 | Devoción Matutina para Adultos 2023 | «Me guiará tu mano»
- 21 de septiembre 2023 | Devoción Matutina para Jóvenes 2023 | ´Ho’oponopono´
(2038)