31 de agosto | Mi vida Hoy | Elena G. de White | Podré brillar para siempre
Y los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan a justicia la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. (Dan. 12:3)
Aquel que asignó a «cada uno su obra,» según su capacidad, nunca dejará de recompensar el fiel cumplimiento del deber. Cada acto de lealtad y fe será coronado con especiales muestras del favor y la aprobación de Dios. A cada obrero se le hace la siguiente promesa: «Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; más volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.» (5T:395)
Y por corto que sea nuestro servicio o humilde nuestro trabajo, si con una fe sencilla seguimos a Cristo, no seremos chasqueados en cuanto a la recompensa. Aquello que aun los mayores o los más sabios hombres no pueden ganar, el más débil y el más humilde lo pueden recibir. Los áureos portales del cielo no se abrirán ante el que se exalta a sí mismo. No darán paso a los de espíritu soberbio. Pero los eternos portales se abrirán de par en par ante el toque tembloroso de un niñito. Bendita será la recompensa de gracia concedida a los que trabajaron por Dios con simplicidad de fe y amor. (LP:372)
Las sienes de aquellos que hacen esta obra llevarán la corona del sacrificio. Pero recibirán su recompensa. (4TS:363)
Esta idea debería ser un estímulo y aliciente para cada obrero de Dios. Nuestra obra a favor del Señor en esta vida a veces parece infructuosa. Tal vez nuestros esfuerzos por hacer el bien sean ardientes y perseverantes; sin embargo, es probable que no se nos permita ver los resultados. A nosotros nos parecerá que fue trabajo perdido. Pero el Señor nos asegura que nuestra obra se advierte en el cielo, y que la recompensa no fallará. (6T:305)
Aunque su vida sea dura y exija sacrificios, a la vista del cielo será un éxito, y a él se lo incluirá en la lista de los nobles de Dios. «Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan a justicia la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.» (5T:449)
DEVOCIONAL ADVENTISTA
MI VIDA HOY
Reflexiones para cada día
Elena G. de White
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