31 de agosto 2020 | Devoción Matutina para Jóvenes | Eddie Rickenbacker
“¡Socorro, Señor!”, clamaron en medio de su dificultad, y él los salvó de su aflicción. Salmo 107:13.
Era el año 1942. Estados Unidos acababa de Ingresar en la Segunda Guerra Mundial. Eddie Rickenbacker volaba con otros hombres de Hawaii a Australia. Llevaba un mensaje secreto para el general Douglas MacArthur. Debía detenerse en la Isla Cantón en el curso del viaje. Inexplicablemente, no localizaron la isla y tuvo que sobrevolar cuatro horas buscándola. Al avión se le acabó el combustible y Rickenbacker se vio en la necesidad de realizar un aterrizaje forzoso en el océano. Los sobrevivientes tenían solo tres balsas infiables… y cuatro naranjas.
Al séptimo día se les acabaron las naranjas, y el aguijón del hambre y la sed empezó a hacerse sentir en forma dramática. Los náufragos solo hablaban de comida.
-Traten de no pensar siquiera en la comida -les advirtió Rickenbacker-, Solo les dará más hambre.
-Ya nada me hará sentir peor de lo que me siento ahora -se quejó el coronel Hans Adamson.
A causa de la fuerte insolación tropical que sufrió, se le había hinchado y ampollado la piel. El agua salada le lastimaba la piel al punto de agrietársele y arderle intensamente. Tenía la boca llena de llagas.
-¡ Deja de quejarte! -ordenó el capitán Cherry-. ¡ No estás en peor condición que los demás!
Aunque Eddie les había advertido que no bebieran el agua salada, el sargento Alex lo había hecho de todos modos. Ahora, yacía delirante y en muy mal estado en una de las balsas.
-Es tiempo de orar -dijo el capitán Cherry.
-¡Oh, Dios, sálvanos, porque perecemos! -dijo uno de los hombres. -Por favor, mándanos agua y alimentos -pidió otro.
Al día siguiente, ocurrió el milagro. Apareció una gaviota de la nada y se paró sobre la cabeza de Eddie. Cuidadosamente levantó los brazos hasta atrapar al ave. ¡Fue su primera comida en más de una semana! Usaron pedacitos del pájaro como carnada y pescaron dos peces para cenar. Esa noche llovió, y tuvieron agua fresca para saciar su sed. Día tras día, sucesivos pequeños milagros los mantuvieron con vida hasta que fueron rescatados después de 24 días.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020
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