30 de abril 2025 | Devoción Matutina para Jóvenes 2025 | ¿Cuánto vales tú?

«Dios los ha rescatado a ustedes […], y ustedes saben muy bien que el costo de este rescate no se pagó con cosas corruptibles, como el oro o la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo». 1 Pedro 1: 18-19

Varias personas han tratado de determinar cuánto vale un ser humano. Jim y Priscilla Tucker realizaron la siguiente observación: si determinamos lo que valemos por los materiales de los que estamos hechos: agua, hierro, calcio, grasa y otras sustancias, ¡valdríamos menos de cincuenta dólares! No obstante, otro cálculo captó más mi atención. Según Keith Knoche, todos estamos formados por aproximadamente mil cuatrillones de átomos, equivalente a un uno seguido de 27 ceros.
¿Qué tanto es esto?
Imaginemos un diluvio de guisantes que cae del cielo, cubriendo la superficie del planeta, incluyendo los océanos, con una capa de un metro de altura. Luego, salimos al espacio exterior y cubrimos doscientos cincuenta mil planetas más del tamaño de la Tierra con una capa de un metro de guisantes. Así, tendríamos mil cuatrillones de guisantes, equivalentes al mismo número de átomos que componen nuestro cuerpo. Según Knoche, esa cantidad de átomos tiene el potencial de generar once millones de kilovatios/hora por libra. En otras palabras, si tu peso es de cien libras y la compañía de electricidad te paga siete centavos de dólar por kilovatio/hora, ¡tu valor en electricidad ascendería a 77 millones de dólares!
La tarea de determinar el valor de una persona es más compleja que asignarle simplemente un valor numérico. Resulta imposible cuantificar con dinero el amor, la capacidad de pensar o la creatividad. A pesar de esto, existe un cálculo que puede proporcionarnos una idea de cuánto vale un ser humano.
En 1 Pedro 1: 18, el apóstol señala que hemos sido «comprados». Para esto, usa una palabra griega que literalmente significa «rescatados», como si hubiésemos sido secuestrados y alguien hubiese pagado el precio de nuestra libertad. Pero de inmediato Pedro aclara que nuestro rescate no se pagó «con cosas corruptibles, como el oro o la plata». ¡No hay dinero en el mundo que pueda pagar por el valor de la vida humana! Pero entonces, ¿qué puede haber de más valor que el oro o la plata? La respuesta inconfundible es: «La sangre preciosa de Cristo».
No va les cincuenta dólares, tampoco 77 millones de dólares. Vales mucho más que eso porque Jesús te compró con su sangre. Ahora que lo sabes, ¿cómo vivirás tu vida?

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DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2025



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