3 de septiembre | La fe por la cual vivo | Elena G. de White | La fusión de dos vidas

Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y allegarse a su mujer, y serán una sola carne. Génesis 2:24.

“En la relación matrimonial se da un paso muy importante: la fusión de dos vidas en una…. Dios ha dispuesto que reine el amor perfecto y la armonía entre las personas que forman el matrimonio. El novio y la novia, en presencia del universo celestial, se comprometen a amarse como Dios ha ordenado que se amen.”—The Adventist Home, 102, 103.
“Alrededor de cada familia se extiende un círculo sagrado que no debe romperse. Dentro de este círculo nadie tiene derecho de entrada. Que el marido o la mujer no dejen que un extraño esté al corriente de las confidencias que a ellos solos les importan. Que cada uno de ellos ame al otro antes de exigir que el otro le ame. Cultivad en vosotros mismos las más nobles cualidades, y estad prontos a reconocer las buenas cualidades uno de otro….
“Considérese a Cristo el primero, el último y el mejor en todas las cosas. En la medida en que vuestro amor a Cristo se haga más profundo y más fuerte, se hará también más puro y más fuerte vuestro amor mutuo.”—El Ministerio de Curación, 339.
“Si Cristo es realmente admitido en el hogar como la esperanza de gloria, reinarán allí el amor y la unión….
“Un hogar donde reina el espíritu del Señor es la más dulce representación del cielo.”—The Adventist Home, 120, 15.
“Sólo donde reina Cristo puede haber cariño profundo, fiel y abnegado.”—El Ministerio de Curación, 336.
“Los ángeles de Dios serán huéspedes en tal hogar y su santa vigilancia será un refugio para el matrimonio.”—Testimonies for the Church 5:362.

DEVOCIONAL LA FE POR LA CUAL VIVO
Elena G. de White

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