3 de septiembre 2020 | Devoción Matutina para Jóvenes | Tomás Paine

Entonces, ¿qué nos hace pensar que podemos escapar si descuidamos esta salvación tan grande, que primeramente fue anunciada por el mismo Señor Jesús y luego nos fue transmitida por quienes lo oyeron hablar? Hebreos 2:3.

Tomás Paine, de ocho años de edad, estaba sentado calladito en una silla de respaldo alto en la cocina de su tía, mientras ella le leía un sermón acerca de la forma en que Dios envió a su Hijo unigénito para morir por la humanidad. Mientras leía, Tom fruncía el ceño y se mordía los labios para no decir nada.

-¡Los niños son para ser vistos, pero no escuchados! -le había instruido su mamá.

Sabía que no sería cortés de su parte decir lo que realmente pensaba acerca del sermón.

-Jesús murió por todos los pecadores de este mundo -agregó su tía al terminar el sermón-. También murió por ti, Tom. Ya es tiempo de que te llevemos a la iglesia para que seas confirmado.

-¿Ya me puedo ir, tía? -preguntó Tom al bajarse de la silla.

-Sí, ve a jugar. Más tarde te leeré otro sermón.

-Ya no quiero escuchar más sermones -masculló Tom tan pronto como hubo cerrado la puerta de la cocina al salir-. Tampoco me voy a confirmar en la iglesia. No creo lo que me dijo de Dios, que haya matado a su propio Hijo. ¡Se me hace muy tonto!

En efecto, Tom nunca creyó. Se negó a ser miembro de cualquier iglesia. Se hizo popular en las colonias estadounidenses por un tiempo a raíz de un folleto que escribió titulado Sentido común. Exponía razones por las cuales los estadounidenses debían liberarse del yugo inglés. Más tarde, sin embargo, en La edad de la razón atacó las creencias religiosas; decía a las personas que eran necias al creer lo que les decían los ministros. Se burló del concepto cristiano del plan de salvación.

Tres días antes de su muerte, alguien le preguntó:

-¿Ahora estás dispuesto a creer que Jesús es el Hijo del Dios vivo? -¡No! -respondió Tom- ¡No quiero creer!

Llamaron a dos pastores para que trataran de persuadirlo.

-Podría ser tu última oportunidad de aceptar a Jesús como tu Salvador personal. Pronto morirás, y a menos que creas, no hay esperanzas para ti. -¡Déjenme en paz! -exclamó el anciano y se volteó hacia la pared.

Así murió Tomás Paine. Incrédulo, infeliz, solo y sin esperanza.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020



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