3 de febrero | Devocional: Nuestra Elevada Vocación | No me pertenezco a mí mismo
Por precio sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres. 1 Corintios 7:23.
¡Qué natural es considerarnos los perfectos dueños de nosotros mismos! Pero la palabra inspirada declara: “No sois vuestros”,… “Comprados sois por precio”. 1 Corintios 6:19, 20…. En nuestra relación hacia nuestros semejantes somos los propietarios de las facultades mentales y físicas que se nos han confiado. En nuestra relación hacia Dios, somos prestatarios, mayordomos de su gracia.
El tiempo debe usarse juiciosa y seriamente, y bajo la santificación del Espíritu Santo. Debemos comprender qué es correcto e incorrecto hacer con la propiedad, y con las facultades mentales y físicas. Dios tiene un derecho positivo de propiedad sobre cada facultad que ha encomendado a los instrumentos humanos. Mediante su propia sabiduría, establece los términos en que el hombre ha de emplear cada don de Dios. Bendecirá el uso debido de cada facultad ejercida para la gloria de su nombre. El talento del habla, de la memoria, de la propiedad, todos deben acrecentarse para gloria de Dios, para adelantar su reino. Dios nos ha dejado a cargo de sus bienes en su ausencia. Cada mayordomo tiene su obra especial que hacer en el adelantamiento del reino de Dios. Ni uno tiene excusa.—Carta 44, 1900.
Los jóvenes deben ser enseñados a respetarse a sí mismos, porque han sido comprados por precio.—Carta 117, 1898, pp. 4, 5.
Cristo revistió su divinidad con la humanidad, y pagó el rescate por el hombre, y él desea que el hombre aprecie la vida que así se le concedió mediante el pago de un precio infinito.—Manuscrito 23, 1899, pp. 5.
Es vuestro privilegio … dar evidencia de que sois dignos de la confianza sagrada que Dios os ha dado, al enviar a su Hijo unigénito a morir por vosotros. Si creéis en Cristo como vuestro Salvador personal, recibís toda gracia, toda capacitación espiritual necesarias para el perfeccionamiento del carácter cristiano. Demostrad que apreciáis el sacrificio hecho por vosotros, y consideradlo demasiado grande para permitiros hacer una burla de vuestra profesión religiosa, al dejaros moldear por el criterio del mundo.—Manuscrito 167, 1897, pp. 3, 4.
DEVOCIONAL: NUESTRA ELEVADA VOCACIÓN
Elena G. de White
(634)