3 de enero 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | ¿Qué quieres que yo haga?
‘“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?’. Él dijo: ‘¿Quién eres, Señor?’. Y le dijo: ‘Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón’. Él, temblando y temeroso, dijo: ‘Señor, ¿qué quieres que yo haga?’” (Hechos 9:4-6).
El más cruel e implacable perseguidor de la iglesia se transforma en el más hábil defensor y paladín de Jesucristo. Su día se volvió noche, y cuando su vista oscureció Saulo percibió definitivamente la luz del evangelio.
La persecución de los seguidores de Jesús llevó a muchos de estos a refugiarse en Damasco, un centro comercial ubicado a unos cien kilómetros del mar Mediterráneo y a 240 al nordeste de Jerusalén, en la provincia romana de Siria. Varias rutas comerciales conectaban Damasco con otras ciudades del Imperio Romano. La presencia cristiana en ese lugar era una oportunidad para la expansión del cristianismo y hacia allá fue Saulo, con autoridad, fuerza, vigor y desacertado celo, para perseguir, encarcelar y matar a los supuestos herejes.
Casi llegando a la ciudad, lo rodeó una luz del cielo más fuerte que el sol en su esplendor; lo arrojó al suelo, y se escuchó una fuerte y poderosa voz que decía: ‘Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?’. Esta tan singular experiencia iba a transformar su vida para siempre.
Podemos imaginar la escena. Aquel que Saulo consideraba un blasfemo, un impostor, un falso Mesías, cuyos seguidores eran unos fanáticos engañados, ahora le pregunta por qué lo estaba persiguiendo. Saulo había imaginado otra entrada a Damasco, una repleta de honores y aplausos. Después de todo, él llegaba para terminar con aquella plaga del cristianismo.
Saulo escuchó, pero no entendió; vio luz, pero no vio a nadie. Fue conducido por terceros; estuvo tres días incomunicado y en soledad. En penumbra física, pero en reflexión, oración y arrepentimiento. En la oscuridad, empezó a verlo todo claro. Vio realmente quién era, y, sobre todo, quién era Jesús. Ananías, al comienzo temeroso e incrédulo, pero finalmente fiel y obediente, fue el instrumento para llevar a Saulo de manera definitiva y completa a Jesús.
Tal vez de manera consciente o inconsciente, tímida o rebelde, estás persiguiendo a Jesús con tu indiferencia, con tu inestabilidad y con tu falta de compromiso. ¿Crees que puedes terminar con Jesús y con su mensaje?
Aunque sea temblando, si te animas a preguntar como Saulo: “Señor,
¿qué quieres que yo haga?”, seguro que recibirás la mejor respuesta.
Este inicio del año es un buen momento para renovar tu entrega y compromiso con Dios y con su Palabra.
“Nadie está tan seguro como aquel a quien Dios guarda; nadie está en mayor peligro que aquel que se guarda a sí mismo” (Charles Spurgeon).
Si no lo crees, pregúntaselo a Saulo.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2021
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