3 de agosto | Mi vida Hoy | Elena G. de White | La diligencia en el trabajo
Y todo lo que hagáis, hacedlo de ánimo, como al Señor, y no a los hombres. (Col 3:23)
Hay una gran obra que hacer en nuestro mundo. Hay que convertir hombres y mujeres, no por el don de la palabra ni por medio de milagros, sino por la predicación de Cristo crucificado. ¿Por qué demorar la obra que mejorará el mundo? ¿Por qué esperar a que suceda algo maravilloso o a que se fabrique algún mecanismo costoso? … En todo lo que hagamos, trabajemos ya en el taller o la granja, ya en una oficina, debemos hacer esfuerzos por ganar almas. (RH, 05-01-1905)
Esta vida está cuajada de felices oportunidades que podéis aprovechar para ejercer la capacidad que Dios os dio en beneficio de los demás. Y al hacer eso, os beneficiaréis vosotros mismos, sin quererlo. Las circunstancias menos importantes a veces se convierten en bendiciones definidas para el que obra basado en principios y en la costumbre de hacer el bien por el bien mismo. Procurad la perfección de carácter; y tratad de que todo cuanto hagáis, esté a la vista de ojos humanos o no, tome en cuenta la gloria de Dios, porque le pertenecéis y él os ha redimido al precio de su propia vida. Sed fieles en lo poco y en lo mucho; aprended a decir la verdad y a obrar siempre con sinceridad. Someted plenamente vuestro corazón a Dios. Si os regís por su gracia, realizaréis pequeñas acciones de bondad, os empedaréis en la tarea más cercana, y trataréis de embellecer vuestra vida y carácter en la medida de lo posible, dispersando los dones de amor y bendiciones por el camino de la vida. Vuestras obras tendrán resultados eternos. La obra de vuestra vida se apreciará en el cielo, y allí vivirá a través de siglos eternos, porque fue hallada preciosa a la vista de Dios. (YI, 15-12-1886)
Recordad que vale la pena hacer bien todo lo que es digno de ser hecho. (YI, 29-09-1892) (227))
DEVOCIONAL ADVENTISTA
MI VIDA HOY
Reflexiones para cada día
Elena G. de White
(1649)