28 de febrero 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | Un dolor interminable

“Tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón, porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos” (Romanos 9:2, 3).

En el 56° Festival Internacional de Publicidad, de febrero de 2006 de Berlín, fue elegido como el mejor cortometraje el titulado “Pollo a la carta”. El guion, basado en un hecho real, muestra a un hombre que, andando de noche, recorre las calles y los negocios buscando restos de comida que han sido dejados como desechos o sobrantes.

El desperdicio de unos es la supervivencia de otros. Revuelve los cestos de basura y selecciona aquellas porciones que aún conservan el rótulo de alimentos comestibles. Al terminar el trabajo de búsqueda y selección, él regresa a su casa. Sin embargo, en el camino, va compartiendo por el vecindario parte de los “trofeos obtenidos”. Es consciente de las necesidades propias y de las ajenas. Los demás también tienen hambre, y para ellos también hay comida.

Produce una enorme tristeza, y resulta tremendamente doloroso, los miles y miles, la mayoría niños, que diariamente desfallecen, viven al límite y mueren, porque no pueden alimentarse como corresponde. Y mayor dolor y tristeza nos tienen que provocar los que viven carentes del Pan espiritual.

Pablo siente tristeza y continuo dolor por su gente, por sus hermanos, sus compatriotas, y por la salvación de los perdidos.

¿Cuánta tristeza y dolor sentimos nosotros por los que sufren sin esperanza?

Somos hambrientos alimentados y recuperados por el Pan de vida. Somos los privilegiados y responsables de compartirlo con nuestra familia, nuestros vecinos y todos los que estén a nuestro alcance.

¿No somos nosotros los urgidos de llegar con el Pan antes que sea demasiado tarde?

Nos conmovemos al saber que miles mueren por falta de alimento y ¿qué hacemos por los miles que mueren o viven sin sentido por falta de Cristo?

Elena de White, hablando del Señor, dijo:

“Cuán espiritual era el alimento que impartía diariamente al distribuir el Pan de vida a miles de almas hambrientas. Su actuación consistía en un viviente ministerio de la Palabra. Era la luz del mundo; señalaba a los seres humanos el camino, la verdad y la vida.

Él mismo era el alimento de ellos” (Cada día con Dios, p. 281).

Necesitamos comer el Pan de vida todos los días para fortalecer nuestra comunión, y compartirlo con fidelidad para cumplir la misión.

El mismo Jesús que dijo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios ” (Mat. 4:4), con toda autoridad en el cielo y la tierra nos indica: “Dadles vosotros de comer” (Luc. 9:13).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2021



(1873)

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