28 de enero | Devocional: Una religión radiante | La expresión de la fe

«Sentiré una profunda alegría al oírte hablar como es debido». Proverbios 23: 16, DHH

DIOS NOS HA DADO el don del habla para que podamos contar a otros cómo él nos trata, para que su amor y compasión puedan conmover a otros corazones, y que de otras almas puedan elevarse también alabanzas a Aquel que nos «ha llamado de las tinieblas a su luz admirable» (1 Ped. 2: 9, RVA).— Consejos para los maestros, cap. 31, p. 231.
Se ha abusado tremendamente del don del habla y ha sido desviado ampliamente del propósito al cual estaba destinado; así que despiértense los que se llaman hijos del Rey celestial, asuman su responsabilidad y saquen el mejor partido de este talento. — Ibíd., p. 233.
Es una ley de la naturaleza que lo que pensamos y lo que sentimos se reafirma y se refuerza al ser expresado verbalmente. Aunque las palabras expresan nuestras ideas, ellas se retroalimentan de nuestras propias palabras. Si diéramos más expresión a nuestra fe, si nos alegráramos más de las bendiciones que sabemos que tenemos: la gran misericordia y el gran amor de Dios, tendríamos más fe y más alegría. Ninguna lengua puede expresar, ninguna mente finita puede concebir, la bendición resultante de la debida apreciación de la bondad y el amor de Dios. Aun en la tierra puede ser nuestro gozo como una fuente inagotable, alimentada por las corrientes que manan del trono de Dios — El ministerio de curación, cap. 18, p. 167, adaptado.
«Les aseguro que en el día del juicio final todos tendrán que explicar por qué hablaron para hacerles daño a los demás». Mateo 12: 36, TIA

Mi reflexión personal
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UNA RELIGIÓN RADIANTE
Reflexiones diarias para una vida cristana feliz
Elena G. de White

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