28 de diciembre 2020 | Devoción Matutina para Jóvenes | Ida Scudder
Ciertamente se acerca la hora -dice el Señor Soberano- cuando enviaré hambre a la tierra, no será hambre de pan ni sed de agua, sino hambre de oír las palabras del Señor. Amós 8:11.
Ida Scudder, de siete años de edad, cerró los ojos ante el resplandor del sol del mediodía, al salir de la frescura de la iglesia de piedra. Más allá del área, la tierra agrietada y seca daba evidencia de los meses de sequía.
-Mamá, ¿puedo ir a casa contigo y con María Ayah en el carretón esta vez? -preguntó Ida.
-¿No quisieras caminar con tus hermanos?
-Hoy no, mamá. Hace mucho calor.
-Muy bien. Súbete.
Su mamá la ayudó a subir a la plataforma cubierta de heno. Luego subió ella. María Ayah, que había cuidado a Ida desde su infancia, se unió a ellas. Se cubrió la cabeza con su sari rojo para protegerse de los candentes rayos del sol, mientras regresaban a casa sobre la carreta.
-¡Miren! ¡Pobres niños! -exclamó María Ayah.
Ida se esforzaba por ver lo que ocurría.
-¿Dónde, Ayah? ¿Te refieres a esos dos que están acostados a la orilla del camino? ¿Qué sucedió?
-Están muertos -respondió la sirvienta- Sin duda, por causa del hambre.
El sol brillaba con la misma intensidad. Repentinamente, Ida sintió un frío que la recorrió de pies a cabeza. Sintió algo extraño en el estómago y le dieron ganas de llorar; pero no le salían las lágrimas. El carretón siguió su camino hacia la casa, y las largas filas de niños que esperaban para ser alimentados. Con la ayuda de sus hermanos, Ida repartiría el pan, la leche y el arroz a cientos de criaturitas ansiosas por comer. Era parte de su trabajo diario.
Ida Scudder vivía en la época de la gran hambruna de 1877, cuando 60 millones de personas pasaron horrorosa hambre en el sur de la India. Ese año, murieron más de 5 millones de personas. Ida no se olvidaría por el resto de su vida del mar interminable de manos extendidas que suplicaban pan.
Hoy existe otra clase de hambre en el mundo: hambre por la Palabra de Dios. Millones están muriendo de desnutrición espiritual. Mueren por falta de lo que tú recibes a través de tu devoción diaria, en la escuela o en la iglesia. Extienden sus manos para suplicar por el conocimiento de Dios. Tú tienes bastante. ¿No quisieras compartirlo con los demás?
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020
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