26 de septiembre | Exaltad a Jesús | Elena G. de White | En armonía con Cristo

Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. 2 Corintios 6:1.

Todo el cielo está interesado en la obra que se lleva a cabo en este mundo, la cual consiste en preparar a hombres y mujeres para la vida futura e inmortal. Es el plan de Dios que las agencias humanas disfruten del alto honor de actuar como colaboradores de Jesucristo en la salvación de las almas. La Palabra de Dios revela claramente que es privilegio del instrumento en esta gran obra el darse cuenta de que a su mano derecha se halla Uno listo para ayudarle en todo esfuerzo sincero por alcanzar la más alta excelencia moral y espiritual en la obra del Maestro. Este será el caso de todos los que sientan su necesidad de ayuda. Deben considerar que la obra de Dios es sagrada y santa, y cada día debieran traer a él sus ofrendas de gozo y gratitud, a cambio del poder de su gracia, por el cual se les permite avanzar en la vida divina. El obrero debiera mantener constantemente una actitud de humildad hacia sí mismo, considerando las numerosas oportunidades que ha perdido por falta de diligencia y aprecio de la obra. No debe desanimarse, sino renovar continuamente sus esfuerzos por redimir el tiempo…
No es necesario que alguien se vea obligado a ceder ante las tentaciones de Satanás, violando así su conciencia y entristeciendo al Espíritu Santo. En la Palabra de Dios se ha hecho toda provisión necesaria para que todos puedan tener la ayuda divina en sus esfuerzos por vencer. Si mantienen a Jesús ante ellos, serán transformados a su imagen. Todos los que por fe tienen a Cristo morando en ellos, disfrutan de un poder en sus tareas que los hace tener éxito. Se vuelven continuamente más y más eficientes en su obra, y la bendición de Dios, reflejada en la prosperidad de su esfuerzo, testificará que en verdad son obreros juntamente con Cristo. Pero no importa cuánto uno pueda avanzar en la vida espiritual, nunca llegará al punto en que no necesite escudriñar con diligencia las Escrituras, porque en ellas se encuentran las evidencias de nuestra fe. Todos los puntos de doctrina, aun cuando ya hayan sido aceptados como la verdad, deben ser llevados a la ley y al testimonio; si no pueden pasar esta prueba, “no les ha amanecido”.
El gran plan de redención, tal como se halla revelado en la obra final de estos últimos días, debe ser examinado minuciosamente. Las escenas conectadas con el santuario de arriba deben impresionar de tal modo las mentes y corazones de todos, que a su vez ellos puedan impresionar a otros. Todos necesitan llegar a ser más inteligentes con respecto a la obra de la expiación que se desarrolla en el santuario celestial. Cuando esta grandiosa verdad sea vista y comprendida, los que la acepten trabajarán en armonía con Cristo para preparar un pueblo que esté firme en el gran día de Dios, y sus esfuerzos serán coronados por el éxito.—Testimonies for the Church 5:573-575.

DEVOCIONAL EXALTAD A JESÚS
Elena G. de White

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