26 de enero 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | Un pecador espantado
“Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad, te llamaré” (Hechos 24:25).
Félix era un liberto corrupto y sin escrúpulos. Se había enamorado de Drusila, hija de Agripa II, una judía de Jerusalén, que estaba casada con Azizus, rey de Emesa. Tértulo, hábil abogado de buena oratoria, aduló a Félix y acusó a Pablo. El apóstol, sin embargo, no actúa en carácter de acusado. Más que defenderse, intrépidamente defiende el mensaje del cual es portador. No ve en Félix a un gobernante romano, sino un pecador inquieto, espantado, aterrorizado. Considerando que en su vida antigua Félix había sido un esclavo tratado de manera injusta, y que había llegado alcanzar tan elevado puesto mediante maniobras y engaños, Pablo le habla de la justicia, es decir, de una actitud y conducta correctas hacia Dios y el prójimo.
Desde luego que al no verse reflejada su vida en las palabras que escuchaba, Félix temblaba pensando en el juicio divino. Entonces Pablo le habla del dominio propio, algo totalmente opuesto a la vida de aquel gran culpable, que pensaba que podía vivir sin rendir cuentas a nadie. Ahora, Pablo, el acusado, le habla a quien en ese momento era su juez, brindando tanto para él y como para su esposa una oportunidad de salvación frente al gran Juicio ante el Juez del universo.
Sin duda, el Espíritu Santo estaba obrando en aquel personaje, pero él se resistió. Quedó perturbado por su conciencia culpable; incluso buscó sobornar a Pablo para dejarlo libre. Mientras tanto, él se hacía más y más prisionero de sus pecados. Félix no lo rechazó abiertamente, sino que disfrazó su rechazo, dejando el asunto para una eventual mejor ocasión, que nunca se concretó, porque… “el después es pariente del nunca”.
El gran culpable seguía temblando. Es que una conciencia culpable siempre incomoda. Cuando Félix extendió su mano para pronunciar una sentencia contra Pablo, también la pronunció contra sí mismo.
Ante el trono de Dios no habrá excusas, falacias,
postergaciones ni indiferencias que justifiquen nuestra indecisión.
“Esta vida es el tiempo concedido al hombre para prepararse
para la vida futura. Si descuidara los actuales privilegios y
oportunidades, sufriría una pérdida eterna; no se le daría
un nuevo tiempo de gracia” (Los hechos de los apóstoles, p. 338).
¿Durante cuánto tiempo has estado demorando tu decisión de entrega
y de compromiso? Nada resuelve y nada justifica una tardanza.
“Y ahora es el momento oportuno. ¡Ahora es el día de la salvación!” (2 Cor. 6:2, DHH)
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2021
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