25 de Octubre | Mi vida Hoy | Elena G. de White | Mi ángel guardián

Pues que a sus úngeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. (Salmo 91:11)

Cada discípulo de Cristo tiene su ángel guardián respectivo. Estos centinelas celestiales protegen a los justos del poder del maligno. Así lo reconoció el mismo Satanás cuando dijo: «¿Por ventura teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado en derredor, así a él como a su casa y todo lo que tiene?» (V.M.) El medio de que Dios se vale para proteger a su pueblo está indicado en las palabras del salmista: «Asienta campamento el ángel de Jehová en derredor de los que le temen, y los defiende». (CS:567)
He observado el tierno amor que Dios profesa a su pueblo; es un amor inmenso. Vi que los ángeles se cernían sobre los santos desplegando sus alas alrededor de ellos. Cada santo tenía un ángel guardián. Si los justos lloraban desanimados, o si se encontraban en peligro, los que siempre los custodiaban se alejaban volando hacia el cielo para llevar las noticias, y los ángeles de la ciudad dejaban de cantar… Llevaban el informe al paraíso, y todos los ángeles de la ciudad se echaban a llorar, y luego exclamaban en alta luz: Pero si los santos clavaban sus ojos en el premio ( los aguardaba, y glorificaban a Dios con alabanzas, entonces los ángeles llevaban las gozosas nuevas a la ciudad, y los que estaban en la misma tocaban sus arpas de oro y cantaban «¡Aleluya!» y las bóvedas celestiales repetían el eco de gran voz: sus deliciosos himnos. (PE:39)
Sus ángeles tienen la misión de velar por nosotros, y si nos entregamos a su custodia, los tendremos a nuestra diestra en todo momento de cuando sin notario estamos en peligro o ejercemos mala influencia, los ángeles estarán a nuestro lado, indicándonos un camino mejor, eligiendo las palabras que debemos usar, y orientando nuestros actos. De esa manera nuestra actitud será una potencia silenciosa, inconsciente pero vigorosa para llevar otros seres a Cristo y al mundo celestial. (RH, 15-02-1906)

DEVOCIONAL ADVENTISTA
MI VIDA HOY
Reflexiones para cada día
Elena G. de White

(1940)

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Devocional, Mi vida Hoy

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