25 de noviembre 2025 | Devoción Matutina para Adultos 2025 | No a la venganza armada
NOVIEMBRE: FRENTE AL DOLOR
«Ustedes han oído que fue dicho: «Ojo por ojo, y diente por diente”. Pero yo les digo: «No resistan al que es malo»» (Mateo 5: 38-39, RVC).
«Todos los que tomen espada, a espada perecerán» (Mateo 26: 52).
Mientras escribo estas líneas sigue en curso el conflicto bélico entre la Federación de Rusia y Ucrania, una tensión que finalmente desembocó en la invasión de este país por tropas rusas el 24 de febrero de 2022.
Nunca pensé que el sufrimiento de víctimas de un conflicto que tiene lugar a miles de kilómetros de mi hogar nos iba a afectar tan de cerca y tan pronto. Nuestra iglesia local de Sagunto, en apenas un mes; ya había ayudado a acoger a unas sesenta familias que llegaron hasta aquí huyendo de la guerra. La semana pasada, en un evento destinado a recaudar fondos para ellas, me encontré con la esposa de uno de mis exalumnos que, ante uno de los cuadros que un profesor había donado para una venta en favor de dicha causa, se echó a llorar desconsoladamente. El cuadro representaba a dos palomas refugiadas en las manos de Dios, una con los colores de la bandera ucraniana y la otra con los de la bandera rusa.
«Mi marido es ruso y yo ucraniana».
Lejos de mí juzgar a los causantes de este u otros conflictos. Todos invocan nobles motivos: hacen la guerra para conseguir la paz, en legítima defensa, en nombre de la patria o de la justicia. Ni siquiera los mercenarios que viven de la guerra osan reconocer que combaten, e incluso matan y roban, por otras razones. Pero yo observo que las causas de las guerras pueden ser inventadas: los muertos y las víctimas son todos reales.
Eduardo Galeano dice que «para justificar la guerra tanta mentira no alcanza», pero los señores de la guerra, que tienen más intereses que ideologías, cuentan con medios de comunicación suficientes para provocar, apoyar o utilizar los conflictos con el fin de enriquecerse: azuzar a unos contra otros, crispar los ánimos, provocar el pánico y convertir una vez más un rincón de nuestro mundo en un cementerio.
Mientras miles mueren cada día por los efectos colaterales de las guerras, unos pocos ganan millones con la producción y venta de armamento. Porque las guerras requieren armas y las armas requieren guerras.
Las palabras de Jesús en contra de la venganza armada desconciertan hasta a los niños, que, ante los horrores de la guerra preguntan: -Papá, si matásemos a todos los malos, quedaríamos solo los buenos, ¿verdad?
Las palabras de Jesús suenan a mis oídos como la sabia respuesta de este padre: -No, hijo mío. Solo quedaríamos los últimos asesinos.
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DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2025
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