25 de julio 2020 | Devoción Matutina para Damas 2020 | El taragón

 

UN DÍA A LA VEZ

Lecturas Devocionales para Mujeres 2020

 

«¡Recógenos y líbranos de entre las naciones para que alabemos tu santo nombre, para que alegres te alabemos!»

(1 Crón. 16:35).

 

Estoy segura de que, en tu devenir por este mundo, has pasado momentos en los que no habrás logrado satisfacer una necesidad auténtica y básica que tenías. Imagino también que el desánimo entró en tu corazón,

como las ráfagas del helado invierno, a invadir tus sueños o, directamente, a robártelos. Y cuando ya te sentías desmayar, inerte de dolor, llegó Jesús. En su mano, Jesús traía dos cosas: paz para la aflicción y una solución a tu problema. Entonces tu alabanza se convirtió en canto de liberación. ¿Verdad que te ha sucedido?

Jesús siempre llega cuando más lo necesitamos. Así le sucedió también a Ana, una tarde lluviosa de agosto. Ana necesitaba un milagro en su vida. Las gotas de lluvia resbalaban por la ventana de su ático y sus dos hijos dormían en el primer piso de la casa mientras ella, arriba, lloraba tan fuerte como el aguacero. Hablaba con Dios en oración, exclamando: «Sálvame, Señor, líbrame si es posible de esta prueba». El cansancio y la soledad estaban haciendo estragos en ella. De pronto, un taragón de cola larga y plumas azules y verdosas, con porte tan majestuoso como el de un quetzal, la miró directamente a los ojos, como si le estuviera dando un mensaje de parte de Jesús: «No te preocupes, si él cuida de las aves como yo, cuidará también de ti».

Se observaron cara a cara por un buen rato. Para Ana, aquel fue un momento detenido en el tiempo. Su llanto se transformó de pronto en un canto de gloria, de victoria y de agradecimiento a Dios. La mirada penetrante de un sencillo taragón había sido la primera respuesta de Dios a su oración. La segunda llegó más adelante, cuando el Señor le otorgó la victoria total sobre su problema.

Vemos por el relato bíblico que el pueblo de Dios también clamó en muchas ocasiones al Señor, particularmente en la época del exilio. En el versículo de hoy, 1 Crónicas 16:35, hay dos verbos muy interesantes: recógenos y líbranos. Cuando nuestra alma experimenta desaliento, eso es lo que Dios hace con nosotras, y en ese orden: 1) recogernos, es decir, acercarnos hacia sí mismo como si fuéramos bebés necesitados de un brazo poderoso; y 2) librarnos, como libró a los israelitas con mano fuerte. Por eso no podemos menos que confesar su santo nombre y gloriarnos en alabarlo.

 

DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2020



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