25 de febrero | Devocional: Una religión radiante | El gozo de la comunión con el Padre

«El rey David., refiriéndose a Jesús, dijo: “Yo veía siempre al Señor delante de mí; con él a mi derecha, nada me hará caer. Por eso se alegra mi corazón, y mi lengua canta llena de gozo. Todo mi ser vivirá confiadamente”». Hechos 2: 25-26, DHH

CRISTO HALLÓ CONSUELO Y GOZO en la comunión con su Padre. Allí podía descargar su corazón de los pesares que lo abrumaban. […] Por su naturaleza humana sentía la necesidad de la fortaleza de su Padre. Jesús tenía lugares escogidos para orar. Se deleitaba en mantenerse en comunión con su Padre en la soledad de la montaña. Al hacerlo, su alma santa y humana se fortalecía para afrontar los deberes y las vicisitudes cotidianas. Nuestro Salvador se identificó con nuestras necesidades y debilidades, porque elevó sus súplicas nocturnas para pedir al Padre nuevas reservas de fuerzas, a fin de salir revitalizado y renovado, fortalecido para cumplir con el deber y soportar la prueba.— Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 182-183, adaptado.
Jesús estudiaba la Palabra de Dios, y sus horas más placenteras eran las que, terminadas las labores, podía pasar en la campiña, meditando en lugares tranquilos en comunión con Dios, ya fuera en la falda del monte o entre los árboles del bosque. El alba a menudo lo sorprendía en algún lugar apartado, sumido en la meditación, escudriñando las Escrituras o en oración. Con su canto daba la bienvenida a la luz del día. Con himnos de acción de gracias amenizaba las horas de labor, y llevaba la alegría del cielo a los cansados y a los abatidos.— El ministerio de curación, cap. 3, p. 28.
«Por aquellos días, jesús se fue a un cerro a orar, y pasó toda la noche orando a Dios». Lucas 6: 12, DHH

Mi reflexión personal
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UNA RELIGIÓN RADIANTE
Reflexiones diarias para una vida cristana feliz
Elena G. de White

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