25 de enero | Devocional: La fe por la cual vivo | Instituido en la creación
Y acabó Dios en el día séptimo su obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda su obra que había hecho. Y bendijo Dios al día séptimo, y santifícalo, porque en él reposó de toda su obra que había Dios creado y hecho. Génesis 2:2,3.
“El gran Jehová había puesto los fundamentos de la tierra; había vestido a todo el mundo con un manto de belleza, y había colmado el mundo de cosas útiles para el hombre; había creado todas las maravillas de la tierra y del mar. La gran obra de la creación fue realizada en seis días. ‘Y acabó en el día séptimo su obra que hizo, y
reposó el día séptimo de toda su obra que había hecho….’ Dios miró
con satisfacción la obra de sus manos. Todo era perfecto, digno de su divino Autor; y él descansó, no como quien estuviera fatigado, sino satisfecho con los frutos de su sabiduría y bondad y con las manifestaciones de su gloria….
“Además de descansar el séptimo día, Dios lo santificó; es decir, lo escogió y apartó como día de descanso para el hombre. Siguiendo el ejemplo del Creador, el hombre había de reposar durante este sagrado día, para que, mientras que contemplara los cielos y la tierra, pudiese reflexionar sobre la grandiosa obra de la creación de Dios; y para que, mientras mirara las evidencias de la sabiduría y bondad de Dios, su corazón se llenase de amor y reverencia hacia su Creador.
“Dios vio que el sábado era esencial para el hombre aun en el paraíso…, necesitaba el sábado para que le recordase más vivamente la existencia de Dios y para que despertase su gratitud hacia él, pues todo lo que disfrutaba y poseía procedía de la mano benéfica del Creador.”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 28, 29.
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DEVOCIONAL
LA FE POR LA CUAL VIVO
Elena G. de White
(972)